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Autor Tema: Viaje a Finlandia  (Leído 19538 veces)



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Viaje a Finlandia
« en: Mié, 23 Abril 2008, 03:52:45, am »


Foto tomada tras muchos intentos en la fuente de las Ranas de Torun (Polonia)











El relato que comienza aquí lo acabamos de realizar: Hemos llegado justo esta madrugada de vuelta a casa tras 11275 kilómetros

Un palizón del copón no apto para edades avanzadas.

Ha sido el mayor viaje por carretera de nuestras vidas.

Con lo que se demuestra que las furgos hay que pillárselas con veinte o treinta años y no tanto con sesenta. Estamos agotaos de veinticinco días dale que te pego a todos los temas a los que somos aficionados.


Con este recorrido nos ponemos en la vitrina de países visitados a otros tres más (y van treinta y cinco:  E, P, GBZ, F, AND, UK, MC, I, CH, FL, A, D, B, NL, DK, S, N, PL, L, MA, SCV, RSM, SLO, HR, IRL, SGP, AUS, H, SK, CZ, LT, RUS, LV, EST y FIN).



Estadísticas generales:



– Fechas: del 29 de junio al 23 de julio de 2008
– Vehículo: Mercedes-Benz Viano Marco Polo 3.2 (versión 2004)
– Etapas: 25
– Pernoctas en la furgo: 22 (de la 367ª a la 388ª)
– Recorrido total: 11275,100 km
– Países recorridos: 13, de los que 3 lo son por vez primera (LV, EST y FIN)
– Ciudades visitadas: 56
Ferries usados: 1, entre Tallin (EST) y Helsinki (FIN)
– Monedas empleadas: 7 (un rollete, la verdad) (EUR Euros, CHF Francos suizos, PLN Zlotys polacos, LTL Litas lituanas, LVL Lats letones, EEK Coronas estonias, SEK Coronas suecas; en Dinamarca lo pagamos todo con tarjetas)
– Presupuesto total: 5300 €, de los que 600 en peajes, aparcamientos y barco, 2900 en gasolina sin plomo de 98 (ó 95 donde no había), 1200 en supermercados y restaurantes, y otros 600, por decirlo de alguna manera, en ocio.
– Récord del precio del carburante: 1,71 €/l en Finlandia (... y nos quejamos aquí ...)
















Etapa 1:  Salamanca (E) - Pina de Ebro (Zaragoza) (E)



Mientras una parte importante de los españoles aficionados al balompié se debate en acopiar palomitas, etanol y banderas o incluso en poner a punto ese plasma adquirido para la ocasión, nosotros damos los últimos toques a la intendencia en el garaje.

Es domingo... Es domingo con partido final de la Eurocopa de fútbol. La selección de jugadores que va a representar al país juega contra la alemana. El ambiente es raro. Como de día en que no pasa lo de siempre. Hace un calor aceptable.

Acaba el turno del curro a las tres. Después de comer y de dejar preparada una ausencia en casa de más o menos un mes, salimos del garaje con las fuerzas intactas y las pagas extraordinarias chisporroteantes... por poco tiempo...  ;D



Tenemos prisa pero relativamente holgada: Al día siguiente nos esperan en el concesionario de Mercedes-Benz de la capital de la comarca de Osona. Fue allí, en Vic, donde compramos la furgo hace algo menos de cuatro años y desde entonces mantenemos con ellos una relación muy cordial.

Tanto, que en cuanto tuvieron conocimiento del pequeño trabajo de recopilación de los bricos que le hemos hecho a la Marco Polo, se interesaron en colaborar con nosotros encargándonos nada menos que cincuenta ejemplares de Enciclofurgo especialmente customizados para ellos mediante la introducción antes de encuadernar de una primera página publicitaria en color con el anuncio oficial del vehículo.



Avanzamos por Valladolid hasta la Ribera del Duero. Siempre nos gusta más utilizar este valle para llegar a Aragón que usar el del Ebro por el intercambio de Miranda AP1/AP68 porque, efectivamente, es todo autopista y se va más rápido a pesar de que aumenta el kilometraje, pero carece de parte del encanto de la vieja N122, que se resiste a ser desdoblada en el polémico trazado de la autovía A11, ya en servicio hasta Tudela, que va a destrozar muchas hectáreas de viñedos centenarios de renombre internacional.

Al llegar a Soria nos acordamos de que casi todos los meses la gasolinera del centro comercial Sabeco del polígono industrial Las Casas, bate marcas con los precios más bajos de España. Vamos, pero –claro– es domingo y nos damos cuenta de que está cerrada. Al lado, la del E.Leclerc, de precios muy parecidos, no opera en festivos con tarjetas... así es que nos tenemos que conformar con repostar barato en vez de muy barato en la salida hacia Zaragoza, en la de CADOSA.

Al atravesar la capital todo el mundo está vestido de blanco y rojo mezclado con camisetas de la selección nacional de fútbol. Así es que echando mano de mis conocimientos del pasado (conviví siete años con una estupenda adnamantina) comprobamos que la ciudad bulle en fiestas: es el Domingo de Calderas, una de las vistosas jornadas de los Sanjuanes, la fiesta mayor del año que prácticamente son unos sanfermines chicos.

Me viene a la cabeza aquello de: Miércoles el pregón, Jueves la saca, Viernes de toros, Sábado agés, Domingo de calderas y Lunes de bailas...

Dejamos a la derecha la sierra del Moncayo y alcanzamos en poco tiempo el valle del Ebro. Como uno de nosotros dos sí es aficionado al fútbol en casos de encuentros internacionales, pues el ten con ten obliga a detenerse en el área de servicio de la AP68 a la altura de Sobradiel. Allí cenamos al arrullo del partido en la señal televisiva de la furgo. Y también tomamos una relajante ducha en un codificado callejón sin salida de que dispone este lugar. Entrando legalmente marcha atrás hasta el fondo.



> Ver en Google maps


A lo lejos, en la cafetería de la estación de servicio se oyen los alaridos del triunfo. El país está paralizado: no hay coches ni camiones circulando. Es asombroso cómo el moderno pan y circo, sea corriendo en calzones detrás de un objeto de cuero, sea en forma de galas de expulsión de Gran Hermano IX, es capaz de sorber tantos cerebros a la vez.

Con temeridad manifiesta y sabiendo a lo que nos exponíamos nos acercamos a Zaragoza y atravesamos el centro.

Es un caos. Bueno, supongo que en todas partes fue parecido o peor. Hay gente borracha, medio desnuda, saltando por los coches, por las fuentes. Nadie no pita... Grupos de gente desconocida pero alegre rodea e increpa a coches de otros desconocidos y también contentos. Todo es alborozo. España ha ganado a Alemania. Bueno, en realidad, la selección nacional de cierto deporte federado ha ganado a la homóloga de otro país, que no es lo mismo.

Así estaba, por ejemplo, el paseo de María Agustín a la altura de la comisaría.



Nos lo pasamos bien un buen rato por allí.

Al llegar a la altura del 123 de la calle Miguel Servet hacemos una parada para comprobar la estupenda restauración que Ibercaja ha hecho con el antiguo Palacio Larrinaga para convertirlo en su centro de documentación. Hace ahora 22 años estuve viviendo allí. Mi cuarto estaba en la primera planta.



La exposición universal que se celebró en Sevilla en 1992 me pareció muy buena: fui a visitarla primero en obras y después llevando a los alumnos. La de Lisboa de 1998 tenía unas colas de impresión por ejemplo en el Acuario: Había que esperar horas. Sin embargo, cuando lo visitamos ya concluído el evento, sólo esperamos cinco minutos para entrar.

A ésta, en monografía sobre la importancia del Agua, no hemos llegado a entrar y por tanto no podemos opinar de ella, pero ya hemos contrastado las de de varios amigos: interesantes espectáculos, arquitectura puntera, mucho calor, muchas esperas en los pabellones y la sensación de que no se pierde uno demasiado si no va.

De modo que la visitaremos tranquilamente cuando se acaben los fastos.

Esta vez la recorrimos perimetralmente y la verdad es que tiene muy buen aspecto de noche.



Por cierto, ¿qué hace exactamente allí una furgo-tanqueta de la policía científica? ¿Cómo camperizaríamos este espécimen [sic]?  ;D



La mayor parte de las veces que hemos pasado por Zaragoza con los coches que hemos tenido nos ha sido muy agradable aparcar y/o pernoctar en los antiguos bosquecillos de ribera, ya desaparecidos con la construcción de la exposición, a los que se podía acceder desde la avenida de Ranillas por los caminos de tierra que veis en esta foto aérea ya histórica en la que se aprecian los campos de cultivo sobre los que ahora se levantan los edificios. Por eso, en cierto modo, la obra nos ha borrado un bonito recuerdo.



El día no dio más de sí y nos acostamos en el área de descanso de Pina de Ebro en la autopista AP2 para no levantarnos muy tarde al siguiente.




Etapa 2:  Pina de Ebro (Zaragoza) (E) - Village Catalan (F)   


A eso de las ocho de la mañana, con el fin de ser puntuales a nuestra cita, nos ponemos en marcha. Como no podía ser menos en un viaje con destino a uno de los cinco paralelos principales de La Tierra, nos impacta especialmente, más que otras veces, el pasar por debajo del monumento al Meridiano Cero que hay en la autopista AP2, exactamente a 0º0'0" de longitud, entre las localidades de Bujaraloz (Z) y Peñalba (HU).



Para quitarnos toda esa mierda que se ve por el parabrisas y mucha otra que se supone, tras repostar antes de salir de la económica provincia de Huesca en la CEPSA del área de servicio de Fraga, hacemos una parada técnica en Manresa y Sant Fruitós de Bages, junto al Eix Transversal de Catalunya C25. Y descubrimos lavando la furgo en el box más extremo de un autolavado que, si las circunstancias lo permiten por estar apartado, cerrado por tres lados, sin gente esperando y discreto, como en ese caso, es un sitio inmejorable para ducharse.

A ver con qué argumentos el empleado que te sorprenda te puede espetar que estás echando al suelo agua con jabón;D

Los mismos del concesionario de Vic tienen en esta localidad otro taller mucho más moderno, inaugurado hace muy poco.



En el Autosuministres Motor al que íbamos pudimos ver una Viano 4matic de nuestro color preferido, aún sin entregar, con esas envidiables suspensiones.



También aprovechamos para volver a comprar la ventosa de ducha Westfalia (al inmódico precio de 45 €)



que habíamos perdido hacía unas semanas en un bosque cerca de Sintra, en Portugal. A partir de ahora la uniré al teléfono de ducha con un sedal transparente para no volverla a extraviar. Aquel día nos pusimos en marcha sin despegarla de la carrocería por olvido y debió de caerse quién sabe dónde.

El día en Vic terminó con una compra grande en el Carrefour y con un agradable almuerzo con Enric Tarrès, el comercial con el que tenemos mejor trato, en el restaurante Basset donde hacen una rica cocina catalana actualizada.

Por recomendación de él mismo pusimos proa a dos bonitas localidades gerundenses donde estuvimos paseando con las bicis entre calles llenas de paz, encanto y ese sosiego ampurdanés que no tiene precio. Primero en Vulpellac, donde nos hicimos amigos de conveniencia de un lindo gatito,







y luego en Peratallada, algo masificada de turistas veraniegos. Para evitar los aparcamientos de pago que funcionan hasta las seis de la tarde, nos apartamos a un camino sombreado y accedimos al casco histórico sobre dos ruedas. Nada más cómodo.





Unas últimas diversiones, conexiones a internet y cena casera en Girona capital y, ya bien entrada la noche, en el precioso área de descanso de la autopista francesa A9, llamada Village Catalan, pasados unos veinte kilómetros desde la frontera, planchamos la oreja hasta la mañana siguiente.




Etapa 3:  Village Catalan (F) - La Coucourde (F) 


Los baños del área de servicio nos vinieron muy bien para el aseo matinal de una muy calurosa jornada en el golfo de León. Sin sospecharlo, comenzábamos un día de placeres hallados por casualidad. Bueno, en realidad, la vida misma es un conjunto de casualidades concatenadas: uno conoce a su pareja por casualidad por haber estado en tal sitio a tal hora, uno encuentra su trabajo porque alguien oportunamente le dijo que hablara con no sé quién...

Pues nosotros, que repostábamos en el centro comercial Géant del acceso sur a Montpellier desde la autopista A9, nos encontramos con ese submundo poco conocido de cosas que te pueden salir gratis y que mucha gente desconoce o simplemente no se atreve a hacer.



La primera fue comprobar cómo se puede pasar un buen rato bien estacionados navegando por internet en la propia furgo y a la sombra si se utilizan los aparcamientos de los restaurantes Mc Donald's. No hace falta ser cliente, pero si alguno es tímido en la picaresca puede entrar a por cualquier cosa y conservar el tique para acreditar su condición de tal. Pues allí comimos tranquilamente.

La otra, que nos llevó toda la tarde, se centró en corroborar que a los empresarios de muchos hoteles de grandes cadenas les da lo mismo que en su piscina se bañen y se duchen cuarenta clientes que cuarenta clientes y dos no clientes. Total: el mantenimiento es el mismo.

Pues resulta que en el Novotel (> ver coordenadas Google maps) esto es posible, también es factible una estupenda sombra en su aparcamiento privado y hay servicio de ducha, césped y tumbonas sin que nadie te diga nada por entrar y disfrutar. En plan mochilero atrevido... jeje



> Ver datos exactos del hotel

Después de tanto solaz, una buena panzada de kilómetros por la autopista du Soleil haciendo algunas paradas reseñables, como una para merendar en la de Vergèze y otra para darnos otra duchita en la que hay en Donzère frente a la central nuclear de Tricastin.

Es que a continuación habíamos reservado en un bonito relais llamado du Vivarais en la pequeña y nada fea localidad de Viviers, a un paso de la autopista.

Nos aparcamos bajo uno de sus sauces llorones y cenamos bastante bien. Bordan la mousse de castañas.



Luego con las bicis a conocer el pueblo, el puente romano



y a otro gatito que desmiente eso de que por la noche todos son pardos.



Volvimos al aparcamiento del restaurante a por la furgo y nos dormimos en la autopista A7 en el área de descanso de La Coucourde, antes de Valence.




Etapa 4:  La Coucourde (F) - Sciez (F)


Algunos días se cometen descuidos. Y, a pesar de las protecciones, como ésta eléctrica,



los mosquitos hacen su trabajo. No importa que, como en este área, tengas instaladas las mosquiteras...



Te pican igual. Y ese día se cebaron en la cara.

Poco después, repostados en Valence y comidos en una agradable mesa de pic-nic del área de descanso de Torchefelon/Chanses en la A48, nos acercamos hasta la prealpina Chambéry, que se encuentra en una magnífica situación orográfica cerca del lago de Bourget, donde hace años pasamos la noche, para algunos mágica, de un 24 de diciembre.



Un poco de aprovisionamientos en Carrefour, repostaje en la ELF y conexión a internet en el restaurante de los aros amarillos... y unos largos en la piscina cubierta municipal consumieron la tarde.

Luego, tirando de Guía Roja, descubrimos que el fabricante de neumáticos le daba (con toda la razón) una buena calificación a este restaurante de Annecy donde tuvimos la suerte inmensa, en una ciudad con todos los estacionamientos subterráneos de 1.80/1.95 m de gálibo, de aparcar en la misma puerta justo cuando se iba un turismo.



Difícil de olvidar la brocheta de gambas con mango. Fresca, de sabores intensos...

La ciudad, donde ya habíamos estado antes una vez, nos volvió a descubrir a pedales sus canales,



algún escaparate divertido,



y esas heladerías de vértigo que anuncian la proximidad de Italia.



En un lavadero de coches que, no sabemos por qué, teniendo todo iluminado y abierto, no funcionaba ya a la medianoche, nos quedamos un rato navegando aprovechando las muchas señales ADSL abiertas que había.

Al pasar a Suiza por la frontera ginebrina de la A40, nada de policía, nada de registros... y, claro, nada de vignette para el parabrisas,



cuya compra hubo que aplazar para el día siguiente. Si te pillan en las autopistas sin ella pegada se te cae el pelo en el acto.

Nos entretuvimos por el parque des Bastions y pasamos de nuevo a Francia a dormir en un área tranquila a orillas del lago Léman en la pequeña localidad altosaboyarda de Sciez.




Etapa 5:  Sciez (F)  - Friburgo de Brisgovia (D) 


Una lluvia tonta nos acompaña en el desayuno mientras allá enfrente un camionero provisto de un cepillo largo de barrer se mete como si fuera abducido por la gran escotilla trasera (junto al parachoques) de su cisterna. Al cabo de los minutos empieza a salir polvo por el agujero, luego el cepillo y luego otra vez el camionero. Para que luego digan que los chicos no barremos en casa...

Algo así como esto, pero con la abertura más abajo, a ras de la placa de matrícula.



En la primera gasolinera, de nuevo en la Confederación y sin ningún control fronterizo, compramos por los cuarenta francos de siempre (no suben el precio desde hace algunos años) la pegatina que habilita a conducir sin límite hasta enero de 2009 por cualquier autopista suiza.

Le hacemos alguna foto al surtidor (Jet d'eau) del lago, es decir, a esos 500 litros de agua por segundo a 200 km/h que alcanzan 140 metros de altura,



y continuamos, tras algún descanso por los estacionamientos de la autopista y un pequeño incidente en el que golpeo mi retrovisor derecho en un estrechamiento, para Berna, donde asistimos a lo que ya está dando que hablar –y mucho– en el mundo de la música alternativa: el instrumento de percusión llamado Hang, que fabrica en exclusiva para todo el mundo una parejita de hippies, Félix y Sabina, (operan bajo las siglas PANart) en esta cabaña



del número 134 (también en el 131) de la Engehaldenstrasse. La lista de espera es de casi dos años porque lo elaboran de forma completamente artesanal.



> Ver video


En la cabaña de al lado estuvimos también hablando con otro fabricante de timbales, teletransportado directamente de mayo del 68, que nos dio un montón de datos interesantes.

Estacionamos donde solemos cada vez que visitamos la ciudad (no hay parquímetros, hay seguridad, hay discreción, no está lejos del centro, tiene bosque, tiendas, gasolineras... al lado... furgoperfecto...)



> Ver coordenadas Google maps


y nos solazamos con el entorno, después de comer en la furgo, durante toda la tarde.

Por cierto, la tendencia suiza de este año para el segmento de dos ruedas es cebreada.



Cenados de nuevo en el coche y repostados a la salida de la capital, nos piramos para Basilea. Allí, durante una larga parada en el aparcamiento del parque Schützenmattpark, tres chavales borrachos de una fiesta en el cercano polideportivo se empiezan a perseguir entre los coches hasta que el círculo de golpes a la carrocería y gritos para esquivarse se centra en nuestra furgo.

Fue el momento de hacer sonar los 120 dB del recién instalado brico del botón de pánico.



Impresionante lo que les bajó el vacilón ese par de sirenas: No volvieron a salir del local pensando seguramente en lo que habían ocasionado...

El control aduanero en la salida hacia Alemania se limitó a un gesto de continúen hecho con el brazo. Luego, algunos kilómetros más al norte, en el término de Friburgo de Brisgovia, nos salimos de la autopista A5 en el enlace 61 Norte



y encontramos junto a otra furgo blanca ya dormida un bosque con los árboles completamente cubriendo el apartadero de la Seestrasse que resultó ser una inmensa y refrescante sombra al amanecer.




Etapa 6:  Friburgo de Brisgovia (D) - Rotemburgo del Tauber (D)


En la que un chaval de nuestra edad, de buena mañana, nos apareció de repente por la parte trasera del portabicis (estábamos en un ángulo muy discreto). Lo que en principio parecía un merodeo extraño resultó ser una inocente meadita al amparo de nuestra carrocería que nos acabó de espabilar. Así es que: desayuno, aseo, carretera y manta.

La carretera no fue del todo agradable porque, como es sabido, las autopistas alemanas son estupendas (no tanto como las francesas, desde luego), pero completamente atascadas en horario diurno. La locomotora económica de Europa mueve su logística de día. Es una efervescencia que desaparece casi por completo por la noche.

Por eso llegar a Stuttgart por la A8 resultó tan pesado a mediodía que nos tuvimos que parar a la sombra de un tupido maizal en el enlace de Palmbach, no lejos de Karlsruhe. Esto de llevar la cocina y el comedor incorporados, de verdad, que hay veces que no tiene precio...

El navegador nos deslizó por la carretera paralela muchos kilómetros, cruzando Pforzheim. De vez en cuando nos cruzábamos con los viaductos de la vía de alta capacidad completamente petada y dábamos gracias a que existan estos aparatitos que tanto estrés y mala leche te quitan del cuerpo. En realidad son baratos si uno piensa todo lo que te evitan de dar vueltas, de caer en trampas de horas y horas...

No hubo más remedio que entrar en la ciudad donde luce el célebre museo Mercedes-Benz, por otro pequeño atasco.



La población, casa matriz de la marca, es bonita sólo a medias. Se salva un centro coqueto e interesante, pero fundamentalmente es una ciudad de negocios



donde pasamos una larga tarde dándole gustito al cuerpo.

Os recomendamos para furgos el estacionamiento vigilado Lüblin, de gálibo holgado y en pleno centro. Se entra por la Lazarettstrasse.



> Ver coordenadas Google maps


Ya casi caída la noche cenamos en el aparcamiento de Steinheim, en la A81, y por fin alcanzamos la tan linda como prostituída plaza de Rotemburgo del Tauber, siempre adornada de turismo de masas, preferentemente de edades provectas y, en efecto, pueblo de postal donde los haya.



Para no entrar por el aro de los aparcamientos regulados y de los ruidos matinales, nos apartamos un par de kilómetros al bosque de Leuzenbronnerstrasse en una paz total.



> Ver coordenadas Google maps


Buenas noches, chavales.







« Última modificación: Mar, 12 Agosto 2008, 22:42:08, pm por viano »



Desconectado beatle

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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #1 en: Sáb, 26 Abril 2008, 22:18:58, pm »
Hola,bueno partiendo que de Finlandia yo esperaba otra cosa( para mi, paisajes siempre iguales y se me hizo muy pesada las dos veces que he estado),estan muy guapos Helsinki y Turku como ciudades,luego Savolina-Ovalina sus lagos  y castillo,y lo tipico Rovamiemi con su negocio de Santa Claus,el museo  Artikum(creo que se llama asi) y la fabrica de navajas Marttiini,famosas en Finlandia,como las de Albacete en España,vamos ;D,pero ya digo que yo me esperaba otra cosa,aunque claro veniamos de Noruega...y Noruega es mucha Noruega,de Suecia poco te puedo decir pues solo he ido el tramo de Estocolmo a Dinamarca,y que es mas cara que Finlandia.
Respecto a los ferris yo te recomendaria,si lugar a dudas,el de Estocolmo a Helsinki o Turku,ademas son baratos,la peña se pega unas fiestas por las noches en los ferris que te puedes morir ;D
Por ultimo,yo personalmente ,y segun la ruta en amarillo que pones,en Suecia tiraria mas a la izquierda,y en Finlandia mas a la derecha,o para que se me entienda mejor,pegarse mas a los paises colindantes,osease Noruega y Rusia ;)

Saludos

Enrique
Si no te va ha gustar la respuesta,no me hagas la pregunta



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #2 en: Lun, 28 Abril 2008, 10:38:46, am »
Hola , para el proyecto en si no te puedo ayudar pues no he hecho la ruta , pero aqui te dejo cierta informacion encontrada en otros foros que tienen una cierta relacion acerca de la ruta que has puesto y tal vez te sirva de interes.
https://www.campingsalon.com/comunidad/foro_tema_ficha.aspx?idTema=56061&suscrito=0
https://www.campingsalon.com/comunidad/foro_tema_ficha.aspx?idTema=56065&suscrito=0
Saludos



Desconectado MEPHISTOGAS

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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #3 en: Dom, 15 Junio 2008, 21:26:22, pm »
Todavia no me he presentado en condiciones,ya que empece a preparar la furgo y mande el comienzo y no he tenido tiempo de colgar toda la preparacion pero si he de deciros que ya la estoy disfrutando ya que ahora mismo me encuentro en la biblioteca de Amsterdan con la furgo aparcada donde Viano recomiendas en el viaje que hiciste en el R-21,poligono Isolarweg,tio esta de puta madre el sitio.

Estoy ya de vuelta aunque todavia me quedan unos 15 dias,hemos ido hasta Cabo Norte llevo un mes y medio de buena,ya bajando para casa,bueno no me enrollo mas con el viaje porque os debo una a todos los del foro y intentare realizar la cronica con bastantes datos utiles que he recopilado en el viaje.

Haber Viano,mi punto de vista en cuanto el viaje que propones es que yo creo que te seria mas interesante no rodear el golfo de Botnia por que como he leido en alguna respuesta anterior y he comprobado es un paisaje bastante monotono,yo toda la parte de Suecia me gusto pero al final se me hizo un poco pesado ya que era como pasar 2000km por el mismo sitio igual en vez bordear la costa adentrarte un poco mas hacia el interior y si se te pone a tiro te cruzas a las Lofoten,en Finlandia el paisaje por lo menos en la zona norte es tambien muy similar al de Suecia,lo unico es lo de Rovaniemi el tinglado que tienen montado con el circulo polar artico.

Por cierto no te pitaron los oidos ayer,por que cuando aparque la furgo en el poligono,dijimos JODER   CON VIANO este si que sabe.

Muchos km para nuestras furgos!!!!!!!!!                 
SI TIENES TODO CONTROLADO ES QUE NO VAS AL LIMITE



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #4 en: Lun, 28 Julio 2008, 03:00:02, am »
Etapa 7:  Rotemburgo del Tauber (D) - Berlín (D)


Por la mañana, como en los relatos idílicos –en serio, ¿eh?–, nos despiertan los pajarillos. Mientras desayunamos, una familia a lo lejos prepara su pic-nic en una mesa del bosque. Luego ponemos máximas medidas de seguridad en la furgo (guantera, cajones y arcón-cama cerrados; trancas en las ventanillas; barra pedal-volante; alarma de puertas-volumetrica-antirremolcado; e inmovilizador electrónico adicional) y la abandonamos a su suerte mientras rodamos cuesta abajo hacia la preciosa ciudad amurallada





por donde anduvimos un rato viendo conciertos callejeros, mucha animación y rincones preciosos.

Tras volver al coche y montar las bicis en su sitio, repostamos en la ESSO local y nos hicimos con este estupendo atlas de carreteras atualizadísimo de toda Europa en una de esas ofertas irresistibles que nunca veríamos en una librería de nuestra pequeña ciudad (29 eurillos por 1122 páginas con escalas de hasta 1:15000)





La carretera nos sorprende una vez más con una campaña de tráfico impactante. Mucho más que ésas de las carreteras francesas en las que ponían siluetas negras como ésta o las mismas con el corazón partido por una carretera y diciendo Yo tenía 23 años o cosas así...



Ésta está mucho mejor. Presenta a grupos de amigos o familias, con sus nombres y distintas reflexiones. Aquí pone más o menos que les gustaba conducir deportivamente.



Hacemos una parada en la localidad de Wurzburgo (hermanada por cierto con Salamanca, donde tenemos un gran parque y un pabellón deportivo que llevan su nombre) para comer y darnos unas buenas duchitas en un apartado polígono sin actividad en la tarde del sábado.



Luego, sin demora, nos dirigimos a Jena, ya en Turingia, donde nos espera para cenar en el coqueto restaurante estudiantil Ein Stein



(bonito juego de palabras entre el nombre del científico y la expresión Una Piedra), junto a la universidad más prestigiosa de toda Alemania y la famosa torre, en cuyo aparcamiento dejamos la furgo,



de la industria óptica más reconocida del planeta: Carl Zeiss, el profesor Dr. Félix M. Werner, a quien solemos visitar cada vez que rodamos por este estado. Él, por su parte, colabora asíduamente con la Universidad de Salamanca, donde es una reconocida eminencia en el campo de la Neurología y los estudios sobre la enfermedad de Alzheimer.

Bromeamos con él a menudo y sonrió cuando le preguntamos:

– Félix, ¿nos invitarás a Estocolmo a la ceremonia en la que te concederán el Nobel de Medicina?

Todas las calorías ingeridas las decidimos gastar caminando una horita campo a través en la cercana localidad de Cospeda, un lugar sin pena ni gloria de no haber sido por lo que pasó el 14 de octubre de 1806



cuando los cien mil soldados que comandaba Napoleón Bonaparte le dieron un palizón terrible justo donde ese monolito al príncipe prusiano Federico de Hohenloe, en la que se conoce como Batalla de Jena, y avanzaron ya sin problema (como nosotros esa misma noche) hacia Erfurt y Berlín.

Por el camino, en la oscuridad de la noche, con la sola ayuda de nuestras tres linternas, se nos apareció este simpático, zalamero y jovencísimo gato negro que nos perisiguió todo lo que quiso como si hubiera decidido quedarse para siempre con nosotros.



Después de acercar al doctor Werner a su barrio, alcanzamos la autopista A115 primero, donde vimos una enorme sede de e-bay



y, poco después, las primeras calles de Berlín. Los últimos borrachos, ya amanecido, regresaban tambaleándose por los pasos de peatones; y nosotros decidimos que lo mejor era no dormir esa noche y empezar la jornada haciendo borrón y cuenta nueva con un paseo por el Tiergarten y dando por bueno aquello que decía nuestro rey Felipe II sobre que ésa era la mejor hora del día.






Etapa 8:  Berlín (D) - Lubin (PL)


Hoy toca lavar la ropa para volver a llevar la equipación completa limpia de nuevo. Deambulando por las calles cercanas al Tiergarten, como casi siempre ubicadas en esquinas, nos aparece un Wachsalon (que es como se llaman las abundantes lavanderías de monedas tan frecuentes en cualquier barrio aunque no sea de estudiantes) de la conocida cadena Schnell&Sauber en el 38 de Martin-Luther-strasse. Aparcar al lado a esas horas, pan comido.



En realidad, es la cosa más fácil de mundo: En un panel central del local vas introduciendo monedas (te gastas unos 15 € en total para una buena colada) y con el saldo de la pantalla vas pulsando el número de máquina (lavadora, centrifugadora



o secadora



que quieres activar. Todo se transporta de una máquina a otra con cestos rodantes. Hay también número para las que dispensan detergente y suavizante.

Mientras dura la operación automática (una media hora, dependiendo de la cantidad), puedes irte a navegar gratis por internet WiFi a la zona de asientos y mesas, leer la prensa que tienen o, si la hora lo requiere, meterte en cualquier local a zampar. Al ser la del desayuno, como no podía se menos en el entorno de una lavandería, allí enfrente mismo había una familia turca regentando una especie de panadería-pastelería-cafetería donde nos pusimos las botas. A pesar de nuestro alemán de Barrio Sésamo conseguimos coger el pan, los pasteles que nos gustaban y hasta elegir el tipo de café. ;D



Desde la incorporación a la Unión Europea, en la frontera germanopolaca de Fráncfort del Óder ya sólo había abandono y polvo. Atrás quedaron escenas y esperas interminables como ésta que sufrimos en el viaje que hicimos allí en 2001.



El precioso himno nacional polaco nos introduce con solemnidad en la autopista 2 que se dirige a Poznan, pero hay multitud de tramos en obras, abundan los surcos paralelos longitudinales (Koleiny)



y la velocidad está continuamente controlada por radares fijos que obligan a ir a 70 y a 50 km/h con apariencia de falsos, pero que acojonan por si acaso luego te paran a la vuelta de cualquier curva.



Éste es el mapa con los más importantes:



Hay autoestopistas por todas partes. Y será una tónica después también en los estados bálticos y en Finlandia. Se nos hace raro porque en España es una práctica que ha caído casi completamente en desuso.

En Polonia se conduce más o menos de mal como en España, Portugal y Grecia. Se nota especialmente en las carreteras con mucho tráfico y un solo carril por sentido. La gente arriesga hasta el límite y hay cruces cuádruples a cada momento (coincidir a la vez mientras te adelanta uno con otro de frente al que le está adelantando el cuarto).

Repostamos en la económica BP que hay tras la frontera. Allí hay la parafernalia habitual de las estaciones de servicio fronterizas: colas en los negocios de cambio de moneda, productos típicos, baños megalomános en tamaño y suciedad, aparcamientos llenos e interminables, regalos absurdos de estética kitsch...

Cuando llegamos a las primeras calles de Poznan nos reciben semáforos especialmente cabezones



y no acertamos al primer intento con el Mc Donald's del centro comercial occidental que se está levantando a la entrada porque en domingo es misión imposible: hasta la bandera. Así es que nos metemos en un barrio de bloques del antiguo periodo socialista (se les reconoce porque son enormes y tienen el nombre de la calle asociado al del bloque que puede subdividirse en números)



y la terraza de una modesta pizzería nos echa de comer una cosa horrible con todo churruscado que pedimos con el dedo por el método de la ruleta rusa: elegir en una carta con todo en polaco lo primero que se te ocurre.  :(

La ciudad celebra lo que se llama el Malta Festival y todo bulle de espectáculos.



Nosotros, justo debajo del sarao, conseguimos meternos en el aparcamiento de la plaza Wolnosci y allí echamos uno un sueñecito (¡Ay! Esa siesta española imperdonable...) mientras el otro se sube a la zona de pantallas gigantes donde en ese momento se retransmitía el triunfo del tenista manacorí Rafael Nadal en el trofeo de tenis de Wimblendon.



Paseamos después caminando las calles del centro (mucho mejor que en bicicleta),





donde el catolicismo rabioso brota a cada esquina,



acopiamos algo de víveres en un ultramarinos de conveniencia y comprobamos que muchos polacos son guapísimos. Lo que vimos por allí dejaba en chico corrientito al mismísimo Darek. Será que son exóticos y diferentes.

De diseño son también muchos locales como el bonito restaurante Habana.



En la salida hacia Torun empezamos a darnos cuenta de que en toda la circunvalación del Mar Báltico ya no íbamos a encontrar los autolavados manuales a los que estamos acostumbrados en nuestras regiones donde que hiele a menos de –10ºC es algo más o menos extraordinario.

Los hay de túnel, pero con el portabicis puesto se acabaron las opciones. Pero a veces suena la flauta, como en este caso, y antes de entrar hay la manguera que se usa para quitar el barro de los bajos y todo eso. Fue la que nos sirvió a nosotros destrangis para lavar normalmente sin que nos vieran.  ;D

Al pasar por la gasolinera de Pobiedziska Gmina, por la 5, le dimos un rato a internet y acabamos cenando casero y paseando con la bella estampa de la catedral de Gniezno a escasos metros de la furgo.



El patio vallado de una vieja fábrica abandonada en la aldea de Lubin fue donde sacamos la llave del contacto hasta el día siguiente.




Etapa 9:  Lubin (PL) - Kazlavas (LT)


La noche y el amanecer dejan caer un poco de lluvia y a su arrullo desayunamos. Cogemos algo de señal WiFi pero de poca calidad. Así es que nos marchamos hacia Inowroclaw por la 15. Las putas son abundantes por los arcenes.



En la travesía nos viene de perlas para reponer un supermercado de la Mariquita [sic], que es como se llaman allí los de tipo descuento. Los Biedronka.



El negocio de la tele codificada se llama por aquí Cifra+, manteniendo la imagen corporativa de Canal+.



Las señales de tráfico forasteras provocan a veces una sonrisa.



El pueblo es modesto y se ven por muchos lugares brotes de desigualdades y necesidad como esta familia alojada en unos porches ruinosos.



La ruta nos hace cruzar el caudaloso Vístula y entramos por un puente soberbio de arcos metálicos inversos



en Torun, que está en plena promoción de su futura Capitalidad Cultural para 2016. Largo me lo fiáis..., como decía don Juan Tenorio.



Otra soberbia, en forma de vigilante de estacionamiento descubierto con pensamiento modorro y cabezón, nos empaña por un momento la imagen de esta preciosa localidad.

Pues nada, que nos metimos en uno de esos sitios que son un trozo de tierra vallado con una garita, lleno de coches aparcados en batería perimetral. En una de las esquinas hay sitio suficiente para poner en diagonal nuestra furgo sin molestar a los dos colaterales y, cuando ya lo tenemos todo cerrado y nos vamos a por un presunto ticket, llega el tío y nos porfía con que allí no debemos ponernos sino en otro sitio pequeñito que había libre en batería.

Yo le digo que no, que allí no molesta, cabe bien, no sobresale peligrosamente el portabicicletas... pero no hay manera. Así es que, como se puso borrico, pues nos marchamos. Ledenpolculo:(

Fue en buena hora porque la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, es un espacio con leyes draconianas para estacionar: nada más meterte en el hipotético hueco que puedas encontrar, se aparece un vigilante y te taladra tantos papelitos por valor de una hora como le pidas. Por suerte pasaba una chica que hablaba polaco e inglés y nos lo explicó todo para comprarle a esta mujerona



un par de boletas.

Digo que fue en buena hora porque aparcamos en la neurálgica calle Mostowa exactamente a la puerta de esta tranquila terraza (Napolitano) donde nos dieron de comer estupendamente, a pesar de que a la hora de los cafés cayó un chaparrón de órdago, bien contenido por las enormes sombrillas.



Nos atendieron unas polacas guapísimas, de ojos azul infinito. Seguramente para ellas éramos el exotismo del sur y de vez en cuando las pillamos con miraditas furtivas y sonrisas cómplices.

Como también pillamos a estas turistas



y a esta paloma sedienta, en la que, seguramente, es la foto más chula y currada de este viaje.




Quitando focos puntuales donde hay todavía mucho que avanzar hacia una clase media digna,



la ciudad, donde vimos la casa natal de Copérnico, el astrónomo que primero demostró entre otras cosas que la Tierra no está quieta mientras todos los astros la circunvalan, como se creía hasta entonces,





es una preciosidad



poblada de terrazas de madera y un intenso comercio.



En uno de los establecimientos de cambio de moneda (Kantor) nos empezamos a hacer con litas lituanas, lats letones y coronas estonias porque nuestro banco nos explicó que son monedas que, al no cotizar en los mercados internacionales más importantes, no se facilitan en países tan lejanos como España.

También uno de nosotros se metió, por error, en un edificio que resultó ser una especie de despacho parroquial de la religión católica en plena catequesis de animación...



¡E invitaban a pasar a participar!

Algunas compras de ropa baratísima, un poco de conexión a internet, un repostaje en el Carrefour y mucha lluvia nos despidieron de este enclave rumbo a Kowalewo Pomorskie por la 15. Los koleiny encharcados obligaban a ir muy despacio porque los camiones del sentido contrario levantaban verdaderas galernas de agua que te dejaban sin visión durante a veces un par de segundos. Amén de la cortina de agua pulverizada que siempre te iba dejando el vehículo precedente del mismo sentido.

En ese pueblo os hicimos esta foto para que veáis paradigmáticamente cómo son casi todos los cementerios polacos: abiertos o con valla transparente, muy boscosos y con velas encendidas por todas partes. A veces, cuando duermes cerca de ellos, hay un desasosegante tintineo de luces en la negrura de la noche.



Como todavía hay muchos carros de tracción animal, en ciertos lugares, para no entorpecer, restringen su circulación.



La lluvia arrecia tanto que cuando nos paramos a pillar internet en el aparcamiento privado del hotel Magnat en Brodnica Gmina, hay ranas saltando por el suelo. Impresionante.

Al llegar a Olsztyn, ya por la 16, cenamos en la furgo en una discreta parada de autobús con buena señal. Y luego aguantamos obras y más obras, desvíos y más desvíos infraseñalizados hasta Mragowo primero y hasta Elk después, donde tenían este curioso depósito de aguas. ¿Vais notando como la noche dura muy poco? Ya estaba empezando a amanecer de nuevo esa luz nórdica inconfundible.



Al pasar por una barriada socialista de Augustów, el día estaba ya declarado a las cuatro de la mañana.



Las gasolineras de la firma Orlen, con evidentes guiños a los dos colores de la bandera nacional,



son las más habituales en el país. Pues en la de Suwalki, por la 8, nos acabamos en gasolina todo lo que nos quedaba de monedas sueltas. Comodísimo método de gastar hasta la última chatarra fuera de las que te quedas para coleccionar.

Luego, en el paso fronterizo lituanopolaco de Budzisko, recordamos los episodios narrados en los últimos párrafos  de este relato, que nunca más sucederán porque desde la incorporación a Europa son ya pasto del olvido, la nostalgia postsoviética y de la desidia. Nadie habita ya estas garitas ni nadie ya levanta esas barreras. ¡Abajo las alambradas que separan a unos ciudadanos de otros!



En la localidad lituana de Kazlavas, al fondo del estacionamiento de pesados de la primera gasolinera que nos apareció a la derecha cogimos la horizontal en una esquina sin ruidos...




« Última modificación: Lun, 28 Julio 2008, 19:52:06, pm por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #5 en: Lun, 28 Julio 2008, 20:09:25, pm »
Etapa 10:  Kazlavas (LT) - Kalkis (LV)


Como empezaba a dar el sol, hice un pequeño cambio de posición hacia unos árboles cercanos para aguantar otra horita más de sueño y el desayuno a la sombra. Luego de la ducha, retrocedimos unos 500 m para comprar la pegatina de las autopistas (aquí se llaman algo así como Viniaty) y fijarla en el parabrisas. En este caso se pueden adquirir para un solo día (unos 5 €), puesto que la que une Kaunas con Klaipeda sólo la íbamos a utilizar en breves horas y por una sola vez. En el mismo establecimiento, que era una simple caseta prefabricada en el arcén, cambié hablando por gestos algo de euros en efectivo por más litas.

Kaunas fue durante mucho tiempo la antigua capital del país, y algo de ese esplendor todavía se conserva en el casco viejo (plaza de Rotuses)



donde hay muchos establecimientos de venta de ámbar báltico,



antigüedades



y edificios notables, como la catedral católica.



Mirad cómo se dice que aparcar encima de la acera en días laborables cuesta una lita cada hora:



Y cómo los semáforos que, como sucede en casi todos los países del norte, además de pasar del rojo al verde encendiendo también el amarillo, tienen una flecha verde que autoriza siempre a girar a la derecha aunque esté la luz roja encendida.



Tras repostar en una estación automática a la entrada (en el cruce de las avenidas Veiveiriu con Bakanausko, donde subí un enorme caracol al portabicis   ;D), al buscar aparcamiento por la calle Raguvos me meto en uno de esos baches-trampa cubiertos de agua y destrozo la tapa de la caja de conexiones de la alarma de pánico, la que va situada junto al faldón del paragolpes delantero.



En realidad me enteré de la rotura unas calles más adelante al bajarme a comprobar el alcance del golpe, que sonó bastante. Así es que, al tratarse de una tapa rota y perdida, volví tras mis pasos a recuperarla y poder, bajo la lluvia, hacer una reparación de emergencia con cinta adhesiva de la de precintar. Así, por lo menos, no entraría tanto agua al cableado. Al acabar de recuperarla del charco-bache golpeé con una valla de madera de una obra mi retrovisor derecho por segunda vez en el viaje.

Esto nos pasa por encontrarnos por la noche con gatos negros:(

En el camino por la autopista A1, a la altura del enlace de Laukuva, adelantamos a este transporte especial de ruedas para maquinaria de obra pública. Con la cámara de uno de estos neumáticos sale una patera para cincuenta...  ;D



Klaipeda está en una situación portuaria privilegiada. Si os fijáis en el mapa y en la ampliación,



una manga de tierra casi toca su costa y se extiende por todo el contacto entre los mares Báltico y de Kursiu. La mitad sur de esta barra estrecha pertenece a la provincia rusa de Kaliningrado y la norte a Lituania. De ahí, precísamente, venía este ferry turístico de pasajeros: esa franja es el Benidorm lituano.



En realidad, aparte de otros valores que vimos pasar,



lo más apetecible de la zona costera es la cantidad de espacios naturales protegidos de que dispone, como el Parque Kretingales



por el que anduvimos haciendo unas sendas ciclables muy bien estructuradas



que te acercan hasta el idílico borde del Báltico



entre bosques de coníferas con el suelo arenoso en el que a veces pican los que no hacen caso de las prohibiciones de entrar con vehículos a motor.



Antes del paseo repostamos e hicimos buen acopio en un supermercado playero cuya cajera –ahí la tenéis– chapurreaba muy bien el castellano. Además, la pantalla de la caja era un monitor donde se te iba imprimiendo la cuenta en gran tamaño con todo bien especificado... si lo hubiéramos entendido.



Lo comprado fue comido en la furgo también antes del paseo justo en el momento en que se producía un accidente múltiple en el que se vieron implicados cuatro vehículos en uno de los estacionamientos del bosque cuando, al parecer, uno de los que salían marcha atrás del parking en batería colisionó con otro que circulaba por la carretera y fueron proyectados ambos contra otros estacionados correctamente.

Allí estaban haciendo el atestado todavía cuando, después de devolver a la hierba como inmigrante al caracol cazado en Kaunas que traíamos en el portabicis, nos marchamos hacia el norte por Karklè y Palanga hacia la frontera lituanoletona, igualmente abandonada a su suerte desde la incorporación a la UE.

De camino, muchos coches parados en el arcén, comerciales de hoteles y casas de huéspedes, no son autoestopistas sino que ofrecen alojamiento a todo el que pasa buscando sol y playa.



Estaban esperándonos el país visitado número 33º (Letonia) y, cómo no, un gatito atigrado al que no le hicimos nada de caso por lo canijo y lo pulgoso que era. Además, en el suelo de baldosas donde paramos a colocar un poco la furgo, había una invasión impresionante de hormigas de esas gordas de cabeza roja que daban miedo. Como en la película Marabunta.



En el primer pueblo letón, Nica, repostamos con tarjeta y la chica de la gasolinera nos hizo el favor de cambiarnos las 40 litas que nos quedaban por 8 lats letones. Además nos hicimos con plano callejero de Riga y del país entero y lavamos un poco a mano el coche con la manguera de rellenar agua. Además reparamos un pequeño atasco en el WC químico.

Cuando nos marchábamos, el vigilante viene hacia nosotros y nos entrega la tapa de las alarmas que se nos había terminado de caer de nuevo al repostar. Así es que la tuve que volver a sujetar como pude.

En medio de una barriada socialista de Ljepaja, más al norte, donde muchas viviendas son ya de madera,



miramos un poco de internet. Y luego, en el área de descanso de Kalvene, en la A9, cenamos como en casa en medio de una inquietante penumbra transida de brumas bajas,



en ocasiones de espesores de apenas un metro.

A la altura de Pienava, un memorial (son las 3:20 horas y hay 10,5ºC)



recuerda a los legionarios letones muertos la última semana de 1944 durante el episodio de la Segunda Guerra Mundial llamado la Bolsa de Curlandia, cuando el ejército lituanonazi quedó copado y sin evacuar completamente tras el avance de las tropas rusas que habían tomado Riga.

Unos cuatro kilómetros antes de cruzar la intersección de Jelgava, en el término de Kalkis, un entrante del bosque nos acogió en su seno por unas horas hasta el día siguiente.








Continúa más abajo...

« Última modificación: Mar, 29 Julio 2008, 16:53:09, pm por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #6 en: Mar, 29 Julio 2008, 00:09:35, am »
 ¿Y este cambio de nombre?...............me gustaba mas lo del Casquete..........................
      Saludos



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #7 en: Mar, 29 Julio 2008, 02:14:16, am »

Interesantísimo el relato.  :o :o :o Por cierto ¿Puede ser que se hayan perdido unas cuantas intervenciones de compañeros entre los que me incluyo?  8)
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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #8 en: Mar, 29 Julio 2008, 11:48:02, am »
yo diria que hay dos hilos paralelos con este tema, este y el del casquete...

Viano, estoy disfrutando muchisimo ;)


Hasta el infinito y más payá...



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #9 en: Mar, 29 Julio 2008, 12:51:12, pm »
yo diria que hay dos hilos paralelos con este tema, este y el del casquete...

¡¡Anda pues es verdad, hay dos!!  ;D ;D ;D

Saludos,  ;)
Bye bye Telefónica!!



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #10 en: Mar, 29 Julio 2008, 16:51:55, pm »
Etapa 11:  Kalkis (LV) - Parisselja (EST)


Aproximadamente desde el siglo XIII y con apogeo en el XV existe una especie de unión de empresarios del comercio y transporte marítimo que agrupa a ciudades más o menos portuarias de los mares Báltico y del Norte, aunque con importantes ramificaciones por otras zonas, con el fin de organizar, proteger de la piratería y promocionar el comercio del ámbar, la madera, los minerales y cereales y muchas otras mercancías.

Esta especie de unión comercial se dio en llamar Liga Hanseática y, aunque no es ninguna norma, caracteriza a los almacenes portuarios y a muchas de sus viviendas por unos frontones triangulares



más o menos estrechos y escalonados muy característicos que todos recordaréis viendo imágenes de esas poblaciones.





Como véis, pertenecen Amsterdam, Londres, Hamburgo, Lübeck, Danzig, Bremen, Tallin, Brujas, Colonia, Bergen, Novogrod... y también Riga, adonde nos dirigimos en medio de una lluvia intensa a media mañana.

Tanta era, que no pudimos haceros bien esta foto de unas ópticas amarillo-auto que deben de ser más o menos obligatorias para las furgos de carga en los extremos traseros de gálibo en circunstancias que no sabemos precisar porque no todas las llevan. Son graciosas: nos recuerdan las orejas de Micky Mouse.





Cuando alcanzamos Riga, a la entrada, imponente, la torre de la Hansa Banka, evidente guiño a la antigua Liga hasta en el logotipo, que recrea una barcaza de transporte a vela, vigila desde las alturas.





El dinero es el dinero, y ahí sigue, sobre todo en esta urbe, la mayor de la región, en el fondo del golfo de su nombre, donde aflora por todas partes. Es un espacio para los nuevos ricos. Nunca antes habíamos visto un lugar en Europa, si exceptuamos Mónaco, con más cámaras de vigilancia por metro cuadrado,



más casinos,



más policías con look militar a la rusa,



más limusinas,



más concentración de vehículos todoterrenos y todocaminos (paradigma del aparentar lo que se posee),



ni aparcamientos subterráneos de diseño puntero como éste, el Europark del bulevar Basteja



construido con criterios ecológicos a la última y de integración en el entorno.



El centro, que es patrimonio de la humanidad,



tiene zonas restringidas con peaje



y rincones muy bellos que la hacen una metrópoli (aunque relativamente pequeña) de aspecto parisino.



a la que accedimos en medio de un atasco monumental cruzando el río Daugava por el puente Vansa.



Aquí los frentes fríos que traen lluvias no tienen apenas oposición por la llanura y pasan rápidamente, por lo que un día gris y terrible se convierte, como nos sucedió a nosotros, en una agradable mañana de paseo para ver todo lo que se ofrece.

Pudimos palpar el monumento a las barricadas de enero de 1991, que supusieron un episodio central de la independencia del país del yugo soviético sufrido desde que nazis y rusos se repartieran sus intereses sobre estos territorios en 1939 con el Pacto Ribbentrop-Molotov.



Esos mismos frentes fríos son los responsables de que los clientes de las terrazas para comer o tomar una copa se vean afectados de repente por vientos fríos. Así es que los dueños toman sus medidas.  ;)



En una de ellas, en la céntrica calle Kalku, Desiderata, perteneciente al hotel Royal Square, después de cambiar unos euros por lats letones en el banco ABLV, elegido al azar, nos arrinconamos a comer nada barato, pero una cuidada cocina internacional, a escasos metros de la plaza del Ayuntamiento.



Y con cubiertos muy originales.



Desde  nuestra mesa, como si de una pasarela se tratara, pudimos comprobar que la etnia predominante en Riga es la población de origen ruso, raza superlativa, bien formada y que da individuos de muy buen porte. Ellos son los típicos porteros de discoteca de pelo rubio muy corto, rasgos afilados y troncos potentes. Ellas tiarronas de dos metros, guapas, poderosas y vestidas muy bien. Por la noche, en la cola del Mc Donald's de la plaza Brivibas, pudimos ver a éstas



que un rato después organizaron muy bien la noche pasándole una nota con sus teléfonos a una parejita de rusos guapetes. Los hay con suerte.

Quizá porque no la conocíamos, a lo mejor porque nadie nos había prevenido sobre ella, la capital de Letonia, parada obligada de los cruceros por el Báltico y motor económico de la zona, es un sitio extraordinario donde las cabinas de teléfonos emiten señal WiFi,



se celebran eventos multitudinarios (aquí vimos los ensayos de un recital de música irlandesa),



y abundan los monumentos para emplear todos los días de que uno disponga,



como el tronco fosilizado de cuatro mil años de antigüedad hallado en unas obras bajo el ayuntamiento.



Camino de la moderna estación central de ferrocarril, donde compramos de casualidad (100 € furgo + 2 personas) los pasajes para el ferry Tallin-Helsinki en un mostrador de la naviera Tallink,



vimos darse un baño de placer (se pasó de tormenta dura a tarde de calorcito) a este gorrioncillo travieso en los jardines de la ópera.



A destacar en la visita la Academia Letona, que, como muchos habréis pensado ya, es una réplica casi calcada del palacio de la cultura y la ciencia de Varsovia (comparar aquí).



Ciudades así hay que aprovecharlas a tope. Y eso hicimos tarde y noche



acabando con un refrigerio en la hamburguesería globalizada y un ratito de internet estacionados en doble fila en el 3 del bulevar Raina bajo otro aguacero repentino a la salud de la señal de la embajada de Azerbaiyán;D

Luego nos marchamos de la ciudad repostando en la Statoil de la avenida Brivibas y nos perdimos un poco en el enlace de Langstini. Este navegador Pioneer en sus últimos DVDs de 2007 no incluye todavía a los estados bálticos, aunque sí a Finlandia. Y claro... picas como chinos en los sitios desconocidos...

La carretera A1 que se dirige al norte va en algunos tramos prácticamente lamiendo la orilla del golfo. En una de sus equipadas áreas de descanso (ésta era la de Vitrupe) estuvimos disfrutando de la madrugada del mar Báltico a escasos metros de la furgo.





Como ya tenemos aprendido, las fronteras han desaparecido. La lituanoestonia de Ainazi también.



Pasamos al país número 34º de nuestra colección sin más trámite





y registramos un nuevo modo de presentar la señal de STOP en Pärnu/Sauga



antes de empezar a comprender la monotonía que ya no nos iba a abandonar hasta nuestro regreso por Dinamarca. Las carreteras nórdicas cuando discurren por llanuras no son más que bosques inmensos a ambos lados de rectas también interminables, muchas veces limitadas a 80 km/h y controladas por radar. Al final es como ver pasar viñedos en La Mancha u olivares en Jaén, a los dos lados, pero a más latitud.

Destaca especialmente la anchura de las dos bermas.

Para botón de muestra, este video cortito:



> Ver video


La mala pata quiso que, tras apagar la cámara del móvil, en un par de minutos, se nos atravesara un precioso gamo joven de derecha a izquierda. Son las 4:30 horas (una menos en España). Nunca se nos ha cruzado un reno, que hubiera sido lo más académico, pero nos conformamos con el otro, que ya es bastante suerte.

En un entrante del bosque de Parisselja, no muy lejos de la carretera, nos dormimos al poco rato.







« Última modificación: Vie, 01 Agosto 2008, 02:39:52, am por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #11 en: Vie, 01 Agosto 2008, 02:36:49, am »
Etapa 12:  Parisselja (EST) - Hyrsyläntausta (FIN)


Un buen desayuno (esto de llevar exprimidor de naranjas a 220 V da muchas alegrías) en la furgo nos espabiló



lo suficiente para alcanzar por la 4, una autovía donde se puede cambiar el sentido cuando uno quiera,



las puertas de la capital, Tallin, ciudad que no conocíamos ni dios en este país hasta que a la Rosa (de España)



se le ocurrió cantar allí en 2002 lo de Europe's living a celebration  ;D  en el Saku Suurhall, a las afueras.



(> Ver dónde está este local)

En la prolongación de la avenida Parnu, con los koleiny reparados,



en la gasolinera, mientras nos colocamos para lavar un poco el coche, una chica nos señala con gestos la zona del faldón delantero... resulta que habíamos perdido definitamente la tapa rota en Kaunas y todos nuestros cables de alarma iban rozando con el suelo...

Primero, por tanto, hice otro apaño de emergencia tapando bien la zona con precinto transparente y luego le di candela a la manguera para quitarnos la mierda. Con respecto a las que hay en casi todas las estaciones de servicio nórdicas, debido a las bajas temperaturas del invierno, están metidas en armarios y tienen un completo servicio de cubos y palos con goma-esponja para limpiar parabrisas y todo eso. El calorcito del compresor del aire y el efecto invernadero de los cristales mantienen el interior sin destrozar las tuberías.



Allí también nos dimos cuenta de que, al cerrar la puerta corredera horas atrás, habíamos seccionado ¡el conector de alimentación de la cámara fotográfica! 



La amenaza de no poder seguir haciendo fotos ¡era inminente!

Como uno de nosotros, tras recorrer cuatro tiendas de fotos en el centro comercial contiguo



no encontró recambio, tuvimos que hacer un remiendo casero clavando directamente los cables cortados en los pines puntiagudos del puerto macho del aparato, respetando la polaridad, y sujetando la unión con cinta aislante. Y así nos ha aguantado hasta el final del viaje.

Mientras uno buscaba ese accesorio y otro lavaba con la manguera, sufrimos el intento de timo más septentrional de nuestras vidas. Porque parece que estas cosas sólo pueden suceder en Madrid, en Tetuán, en Sevilla o en Nápoles. Pues no: también en Estonia.

Mirad la movida: se me acerca un Audi negro A4 con dos pavos perfectamente trajeados sin la chaqueta. O sea, ejecutivos. De unos 45 años. El conductor no dice nada. El copiloto, viva imagen de maduro italiano, con la cara de nuestro Roberto Verino, un poco más feo, me mira con interés y me pregunta si soy italiano.

Le contesto en italiano que no. Que soy español.

Entonces, ya con esa labia que tienen los agentes comerciales (antes se llamaban viajantes), me pregunta si quiero que me siga hablando en español o en italiano...

Le digo que haga lo que quiera y, efectivamente, en una mezcla de ambos me suelta un rollo muy bien hilvanado en el que me vino a explicar que habían estado en un congreso de moda en la ciudad y que ya se marchaban. Pero claro, como tenían algunas chamarras de cuero sin vender (prenda que en un día de calorcito como aquel a mí no me apetecía ni oir nombrar), y como no querían dejar de facturarlas por bla, bla, bla... pues que las estaban liquidando a mitad de precio.

Blanco y en frasco... leche. Olía a timo por todas partes.

Insistió varias veces en que podía verlas y comprobar la calidad... pero creo que debió de darse cuenta rápidamente de que no iban a hacer mucho negocio (y con ello se  delataron para la posteridad) porque, sin mediar palabra ni despedida, se marcharon a gran velocidad con gesto contrariado.

En la azotea del bloque contiguo al hotel Viru



hay un fantástico aparcamiento público, amplio y moderno (> Ver foto aérea). En pleno centro. Así es que allí pusimos el huevo y empezamos a calcular las horas que faltaban para el check-in del embarque y así organizar nuestro mediodía.

La verdad sea dicha, Tallín es de cuento de hadas, y más en aquella ocasión porque todo el centro estaba tomado por una especie de feria de artesanía y atracciones recreando lo medieval. Pero para nuestro gusto demasiado llena de gente hasta el punto de tener dificultades en algunas calles para moverte con tranquilidad.



En esta foto desde lo alto del castillo se ven mejor que en la anterior los enlaces navieros con Finlandia cruzando el golfo de su nombre.



El estilo arquitectónico de la catedral ortodoxa, por ejemplo, es absolutamente impecable. Está frente al parlamento.



Después de hacer hambre en el Tourmalet  ;D (¿o era el Angliru?) con las bicis por esas calles de pendientes de escándalo, comimos en una terraza con guiños italianos de calidad normalita en la plaza Raekoja a precios turísticos abusivos (una jarrita de cerveza ¡17 € al cambio, mandahuevos!) cuyos datos omitiré para que no vayáis nunca. ¿O quizá debiera darlos para que no os sentéis por error? Bueno, pues lo pongo: es ésta.

Con el tiempo justo, volvimos al aparcamiento, gastamos las coronas estonias que nos quedaban en la gasolinera Statoil estratégicamente situada a la entrada de la terminal D del puerto, que escupía excursiones de cruceros como dragón en combate, y finalmente, nos acercamos con el resguardo de la compra del pasaje de la mano furgo+2 adultos comprado en Riga a la ventanilla, como la de un peaje de autopista, de la cola para el embarque.

Con esa eficiencia nórdica y desde dentro de la garita, ¡cosa impensable en el sur de Europa!, sin mediar palabra ni saludo, nos entregaron directamente nuestras tres tarjetas pronunciando mi apellido con una sonrisa. ¡En la vida habíamos tenido trámite más sencillo para embarcar! ¡Cinco segundos! ¡Con sólo ver la matrícula al acercarse la furgo! ¡Impresionante!

Dentro del recinto vallado de la cola, nos apartamos de los carriles de acceso y disfrutamos de la conexión a internet del propio buque Star Tallink durante la media hora que tardó en ir subiendo todo el contingente. Entrando de los últimos es menos agobio.



La nave tenía todos los servicios esperables y nos resultó muy cómoda durante la hora que tardó en cruzar el golfo (que evita la circunvalación por la ciudad rusa de San Petersburgo y los costosos visados en la frontera)



en el que coincidimos con los servicios de las otras compañías que también operan las relaciones con Helsinki, donde bajamos sin problema alguno a eso de las once y media de la noche. Rodábamos por nuestro último país conocido (el 35º).





Todo el mundo lo suele comentar y nosotros también lo corroboramos: la capital tiene que ver lo justo y la animación llega a quedarse corta para un meridional, pero pasearla en bici por primera vez es una bonita experiencia porque tiene mucho encanto en pleno puerto la plaza del Mercado,



la catedral católica (que es imponente y bellísima),



o lugares glamourosos como la cafetería Kappeli, que justo acababa de cerrar sus puertas al público.



A su puerta vimos cómo en finés tampoco es muy bueno lo de fumar.



En un rincón del centro, el edificio del Banco de Finlandia nos sorprendió con una misteriosa decoración.



En la puerta por donde entran los empleados, un termómetro nos hizo saber que en estas latitudes es tan importante lo que pueda suceder por encima que por debajo de cero grados...



... y debe de ser bastante comprobable por la cantidad de ropa de abrigo que se usa a juzgar por el ropero, especialmente diseñado, que tienen a la entrada de las oficinas.



Aparcar fue cosa de niños a esas horas. De hecho lo hicimos donde nos apeteció en la calle Kyrkogatan sin ningún contratiempo y con una enorme sensación de seguridad ciudadana;



luego unas riquísimas hamburguesas y salchichas que nos hizo esa señora en su chiringuito de la Pohjoisesplanadi



y un curioso episodio que el azar nos escenificó al lado de donde teníamos aparcado: una chica obesa, turgente hasta la exhuberancia y con un cebollón del quince llegó tambaleándose hasta donde estábamos con la mirada perdida y el móvil entre las manos temblorosas. A ratos se sentaba en cualquier parte... la corta noche tocaba a su fin...



Sacó fuerzas de donde no las había y continuó su vacilante camino por el borde de la acera. Un oportuno taxi pasó despacito a su lado y, como por atracción magnética, ella se coló abducida en la zaga, se apagaron las luces de freno y todo se esfumó con rumbo desconocido. Son esas cosas que sólo se ven de noche...

Nosotros hicimos lo mismo saliendo por el Estadio Olímpico y repostando en la Shell del 45 de Topeliuksenkatu a ¡1.71 euros el litro! Para que luego nos quejemos en España. Pero con los ojos puestos en la costa oeste. En ella nos compramos dos linternas magnéticas de LED Osram DOT-IT (1 pulsación en la óptica = 1 LED... 2 pulsaciones = 2 LED; 3 pulsaciones = 3 LED).



De camino a ella, en Hiidenvesi, por la carretera 1, la naturaleza y la luz de las noches nórdicas nos dejaron estas dos estampas de postal para no olvidar:





Con esas imágenes en las retinas, nos retiramos por un largo camino que se adentraba en el bosque de Hyrsyläntausta, cerca de Nummi-Pusula. Y en una campa, a las 5:30, a plena luz del sol  :o, nos dormimos.



... redactando ...
« Última modificación: Dom, 03 Agosto 2008, 01:07:27, am por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #12 en: Sáb, 02 Agosto 2008, 18:55:27, pm »
Seguramente era un timo , hace unos años estando por Londres ,conoci una version parecida de ese timo , estando paseando cerca de unos grandes almacenes muy famosos de alli , desde un coche parado en la acera un tipo que decia era italiano , me dijo algo similar , que era viajante y que habia estado en el casino (habia uno justo al lado )y se habia dejado todo el dinero y que tenia cazadoras de piel de marcas supercaras , y que el se habia quedado sin dinero en el casino y para conseguir dinero , queria vender el muestrario a precios super de ganga .No me timo ,pero estoy seguro que era un timo y pienso que es una version parecida al que te querian dar.
Saludos



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #13 en: Dom, 03 Agosto 2008, 05:12:19, am »
Etapa 13:  Hyrsyläntausta (FIN) - Nykarleby (FIN)


Yo no sé si fue por joder, pero a media mañana algún vecino de la zona que pasó a gran velocidad por el camino de tierra más próximo a donde estábamos durmiendo nos pitó varias veces...

El caso es que no nos quitaron el placer de un buen desayuno y una duchita en pleno bosque.

De camino hacia Turku/Abo, aparte de las típicas señales que avisan del peligro de que se crucen renos,



nos gustaron especialmente otras que hay cada diez kilómetros más o menos. Son termómetros con doble medición de la temperatura del aire y de la carretera. En el caso de que la del firme suponga peligro de falta de adherencia, se enciende la parte superior luminosa. Una virguería.



Además, como también sucede en Alemania, por ejemplo, muchas carreteras tienen un carril paralelo por el que no pueden pasar motocicletas ni turismos que sirve para caminar e ir en bicicleta o ciclomotor con mayor seguridad.



Al llegar a esa bella ciudad, estudiantil a tope, con preciosos canales,



y el templo más antiguo del país,



nos estacionamos en el práctico aparcamiento en torre al que se entra volviendo la esquina de la avenida Eriksgatan con Bahenkatu. Son tan civilizados que hasta en las plantas de estos lugares tienen soportes para poner las bicicletas. Además, éste en concreto disponía de potentes grifos de ¡una pulgada! con los que nos fue rapidísimo repostar el depósito de agua limpia. Por suerte, como sabéis por este brico, llevamos surtido suficiente para defendernos ante cualquier tipo de racor. El de allí era de poliamida.



Nos impresionó una chica que estaba haciendo un montón de fotografías con su cámara reflex. Como si fuera profesional. Pero no nos impactó que fuera fotógrafa. Lo que nos dejó de piedra, por el espíritu de superación y de normalización de las discapacidades, es que también era (casi) ciega.



A la hora de comer nos sentamos a las mesas de uno de los restaurantes flotantes que pueblan el puerto (en el Svarte Rudolf). Había comenzado el fin de semana y el servicio fue algo lento, pero lo que nos pusieron delante estuvo apetecible y en un marco delicioso.



Como en Finlandia, por decreto, no se utilizan las monedas de uno y dos céntimos de euro (nada vale tan poco y, por el contrario, son piezas muy cotizadas para colección que no encontramos), los monederos para los cambios de las que nos atendían no tenían ni siquiera hueco para las de cinco.



Uno de los camareros, tras cambiar el turno, se marchó con su bici del aparcamiento del barco (allí todo el mundo se mueve a pedales), no sin antes colocar el efecto dominó que se había organizado cuando la suya se cayó sobre la siguiente... y la contigua y...  .loco2



Los helados nos los tomamos en un chiringuito camino del Museo dedicado al gran maestro Sibelius, que, aunque no era natural de esta localidad, llevó a la música finesa del período nacionalista a una de sus cumbres.



Junto a él, otro ejemplo de civismo y respeto por el impacto visual de los contenedores de basuras.



Nos agradó también el castillo



y, junto a él, los dispensadores automáticos y gratuitos de planos callejeros. En España cada uno valdría cinco euros por lo menos porque eran grandes y completísimos...



Nos resultó estridente, sin embargo, el gigantesco buque de crucero que había atracado muy cerca de allí, en el puerto, hanseático... como ya sabemos.





Tras repostar combustible, repusimos la alacena en un LIDL del barrio de Varsinais-Suomi. Allí comprobamos cómo redondean los precios al alza a todo lo que no sea múltiplo de 10 céntimos de euro.

Por la carretera 8, en Raisio, el cuentakilómetros nos dio un bonito (y efímero) espectáculo totalizando 123456 miles de metros recorridos desde que conducimos esta furgo.



Y los semáforos durmientes también nos hicieron sonreir...



Nos esperaba, en completa soledad, en Nousiainen, una coqueta iglesia del siglo XIII, joya de la arquitectura religiosa, a la que se accede por un remoto camino que termina en esta escalera con carriles de madera para subir bicicletas etc.



Junto al templo,



el cementerio local que incluye un sector militar para las víctimas de la última guerra mundial,



y que está tan cuidado que hasta la arena que circunda las lápidas es delicadamente arada por el jardinero cada vez que se pisa.



Nos enamoramos de este candado...



En realidad no estábamos solos. Dentro de la capilla, cuyas puertas no pudimos abrir desde fuera, sonaban exactamente estos compases.



Seguramente era el cura ensayando la boda que se iría a celebrar al día siguiente. Se ve que allí también se casa la gente en sábado.

Una plaza solitaria con un karaoke muy animado del que entran y salen los propietarios de las voces desafinadas nos recibe en un pueblo enteramente construido en madera. Es Rauma,





Patrimonio de la Humanidad,



por cuyo centro nos dimos la vuelta con una temperatura fresquita ya a esas horas.



Hasta las fuentes son de madera...



Y los especímenes camper dignos de admirar...



De nuevo en la carretera (en Böle) tenemos que reportaros otra rareza: gasolineras de quita y pon. Son las mínima expresión de una estación de servicio. Dos cisternas de camión (95 y gasóleo) asociados a dos surtidores con caja automática. Nada más. En medio del campo...



A cinco minutos de allí nos adentramos unos instantes en Kristinestad, donde la gente está de copas a altas horas de la madrugada, pero con luz del sol. Es increíble. Ves lo normal: los chavales meando por las aceras... todo igual que aquí, pero en la noche ártica.



El pueblo estaba lleno de autocaravanas... de los feriantes del mercadillo del día siguiente. Todas las casas de madera también y algún rincón sosegado...



Nosotros somos de los que no nos alejamos del país donde hemos nacido si antes no hemos dado buena cuenta de lo que atesora. No seríamos capaces de ir al Caribe sin antes haber comprobado que las calas de Menorca tienen exactamente el mismo color azul turquesa.

Con ese espíritu, en el mes de marzo de 2001, nos alojamos en la habitación 216 de un modestísimo hostal (el Casañas) en la localidad de Valverde, en la isla de El Hierro, la más remota que tiene España, y donde se encuentran los extremos más occidental y meridional de nuestro territorio.

Cuando colocamos la ropa en el armario, apareció una tarjeta de visita. Bueno, quizá era una etiqueta nada más, con el nombre de una mujer. Y su dirección. Seguramente de alguien que se había alojado un tiempo antes en ese cuarto.

La localidad de esa dirección era Teuva, en Finlandia. Y nos prometimos que, por qué no, algún día visitaríamos ese pueblo.

Y ahí nos plantamos. Misión cumplida.



Luego, un poco más de avance. Vamos con el tiempo pisándonos los talones. Las carreteras 682 y 8 nos aproximan a Vaasa, la última ocasión que tenemos de rajarnos. Es el puerto más cercano a Suecia y podríamos tomar el ferry a Umea (S) para evitar la circunvalación completa del golfo de Botnia. Pero no. Seremos valientes... y seguiremos hacia el norte.

En la ciudad pillamos algo de WiFi abierta, visitamos la Estatua de la Libertad y la gente de marcha nos mira con asombro y nos dice cosas... españoles de vacaciones... tan lejos de casa...







Unas fotos del alba, a las 3:33, hora local, nos recuerdan que tenemos que dormir.



Las gaviotas posadas nos desean las buenas noches...



entre Seiplax y Gunilack, en un entrante de la carretera 8, en un claro del bosque de Nykarleby.



« Última modificación: Lun, 04 Agosto 2008, 02:20:11, am por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #14 en: Lun, 04 Agosto 2008, 02:16:27, am »
Etapa 14:  Nykarleby (FIN) - Vaattunkikönkääntie (FIN)


No deja de tener gracia el hecho de que justo el día que alcanzamos el Círculo Polar Ártico pasemos también el Ecuador del viaje.  ;D  La vida es así de contradictoria.

Después de desayunar y ducharnos en compañía de mosquitos tamaño festival en el tranquilo claro del bosque donde habíamos dormido



nos acercamos a Kokkola, a cuya entrada unos cartelitos con corazones rosas y ramos de flores pegados por farolas y semáforos van indicando la dirección hacia algún bodorrio de sábado. En la radio, las sintonías de música suave se interrumpen periódicamente con locuciones en finés, que curiosamente nos suena casi casi como si fuera euskera. De hecho hay multitud de teorías que emparentan las estructuras gramaticales aglutinantes de ambas lenguas.

En el pueblo, que no es muy turístico, destaca este velero en medio de la plaza principal.



Un poco de lavado y repostado a la furgo en la Shell y continuamos por la 8 hasta el área de servicio de Kalajoen. Allí nos empezamos a dar cuenta de verdad de que, conforme subimos de latitud, los coches de todos los segmentos se apresuran a montar multitud de proyectores de luz adicionales (no siempre en número par como en España) y defensas en las delanteras. Está claro que en el largo invierno hay nieblas intensas, tormentas de nieve, choques con animales...











En un extremo, junto al bosque, hay una hamburguesería (Grilli, en finés)



hacia la que los instintos primarios nos magnetizan. Estaba atendida por dos niñitas de unos veinte años, una más simpática que la otra con nosotros. Porque con un chaval que en determinado momento llegó en un coche, sacó la flor que veis, y se la entregó no estuvo nada atenta. Ella lo miró con cara de decir que ése no era el momento y el pobre se fue corrido y cabizbajo por donde había venido.



Tenemos que decir que hacía años que no comíamos tan mal como en aquel rato. Estaba todo muy bien organizado en cajones refrigerados bajo la plancha. Tanto, que hasta los propios huevos fritos ya estaban congelados, a falta de darles un golpe de calor...  El plato combinado que elegimos tenía además unas patatas horribles, unos fragmentos de lo que debieron de ser alguna vez salchichas y una hamburguesa al límite de la saturación.

¡Ah!, y la fantadenaranja, como veis, se llama Jaffa.

Como el lugar está a unos doscientos metros de la orilla del Báltico, dimos un corto paseo por la duna costera antes de reemprender camino hasta Kemi, sin parar en Oulu, aunque sí en Taipale, donde volvimos a repostar y le echamos el ojo a este Hummer...



Os hicimos la foto a la altura de Simo de los curiosos pretiles que se estilan en toda Escandinavia: cables de acero superpuestos y tensados por secciones.



La ciudad de Kemi está en una privilegiada ubicación al fondo del golfo de Botnia. Es un sitio precioso donde las bicicletas son muy grandes  ;D



y donde, mientras uno de nosotros se relajaba en la furgo en internet, otro pudo obtener estas fotos de la gente en alegres botellones, casi a medianoche, con el sol fuera.









Camino de Rovaniemi nos volvieron a recordar que los renos se cruzan, pero pintándolo en la calzada,



y en Hirvas, a las 23:46 vimos los últimos rayos del sol del día, que aunque no fue exactamente de medianoche, lo daremos por válido. Apenas se puso, el carril-bici paralelo a la carretera, salvaba airosamente un río con esta hermosa obra de madera.



Como Rovaniemi, que en realidad no es más que un simple centro administrativo moderno y funcional, recibe anualmente una enorme cantidad de visitantes por tierra y aire, hay montados dos estupendos negocios, sobre todo en Navidad, que es cuando éste marcará de lo lindo por abajo,



en torno a la figura de Papá Noël/Santa Claus.

Uno es el Santa Park, al abrigo del primer área de descanso de la carretera 4 que junto al aeropuerto se dirige al noreste;



el otro, interconectado por carretera y carriles ciclables con el primero, es el Santa Claus Village, un emporio nacido alrededor de un área mixta (de descanso en sentido NE y de servicio con gasolinera en el SW).





Este segundo lugar es el más famoso porque coincide con el paso de la línea imaginaria que separa la Zona Templada Boreal de nuestro planeta del Casquete Polar Ártico. Lo que se conoce como Círculo Polar Ártico.



Visto desde la torre metálica del aparcamiento, sería esto:



Por decirlo de una manera muy sencilla, lo característico de donde se sitúa España, la Zona Templada Boreal, es que el sol nunca llega a mediodía al cénit, es decir, a estar completamente en la parte más alta del cielo. Mientras que lo característico del Casquete Polar Ártico es que a partir de esa línea al menos un día al año el sol no desaparece por el horizonte en torno al 21 de junio. Por el contrario y, debido a la inclinación del eje de la tierra, en torno al 21 de diciembre de cada año, al menos otro día al año ni siquiera sale. Tanto más se acrecientan ambos fenómenos cuanto más cerca de 90º es la latitud. Es decir, cuanto más cerca del Polo Norte.

Aquí, en el Santa Claus Village, tienen pintada en el suelo la línea imaginaria del Círculo Polar Ártico



a una latitud de 66º32'35''N, pero es una simple convención, porque esta línea en realidad no está fija. Varía de un año a otro unos metros. Concretamente, en el período cíclico de este movimiento en el que estamos, se desplaza unos 15 metros hacia el norte cada año. Por ejemplo, en el año 2000, estaba en la latitud 66º33'88''N.

Y es que la tierra, además del movimiento de traslación alrededor del sol y de revolución alrededor del centro de la galaxia, tiene el conocido de rotación alrededor de su eje en el sentido contrario a las agujas del reloj y otros dos menos conocidos, comparables a las vibraciones que hace una peonza cuando ya no gira tan deprisa, llamados de nutación y de precesión, que son los responsables de esas alteraciones.



Cuando llegamos al Santa Claus Village a la una de la madrugada no había casi nadie despierto. Unas treinta autocaravanas de las grandes y feotas pernoctaban en ángulos apartados y sólo nosotros dos y una pareja de chico y chica rusos daban un paseo con el mismo despiste nuestro buscando dónde demonios estaba la rayita pintada en el suelo y las distancias a las distintas ciudades del mundo.



La tienen en un área peatonal protegida por cada lado con señales portátites de prohibido circular vehículos. Para, por si nos pillaba in fraganti la pasma, hacernos los despistados, le dimos cuidadosamente la vuelta al palito   ;D   y nos metimos ya sin nada que temer a hacer lo que seguramente pocos habrán hecho: cruzar montados el Napapiiri, que es como llaman aquí a este gran paralelo terrestre..



> Ver video del momento épico


Hecho esto, ya en el Casquete, como tampoco había nada que lo impidiera, nos subimos los tropecientos escalones de esta torre metálica para ver los inmensos bosques circundantes y una panorámica general del lugar.



Exhaustos de conducir, de transgredir, a seis mil kilómetros de casa, nos alejamos algunos kilómetros hacia el norte (por si la raya se había movido mucho estos años   ;D) y nos acostamos completamente de día en el bosque de Vaattunkikönkääntie (¿algún voluntario para pronunciarlo?), en una zona de inicio de senderos señalizados.












« Última modificación: Mar, 05 Agosto 2008, 13:54:59, pm por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #15 en: Mar, 05 Agosto 2008, 13:55:57, pm »
Etapa 15:  Vaattunkikönkääntie (FIN) - Söderhamn (S)


Cuando la luz del sol nos despertó (las cortinas nunca llegan a oscurecer totalmente) reemprendimos la marcha, ya de vuelta a casa, conscientes de la distancia inmensa que nos esperaba. Al abandonar el camino de tierra del bosque donde nos habíamos retirado de la realidad y acceder al asfalto de la carretera 4, las coordenadas se sitúan exactamente así: hemos alcanzado, por el momento, el punto más septentrional con esta furgo.



Uno de nosotros hizo el chiste con girar a la derecha hacia Cabo Norte con el retraso que llevábamos acumulado... y es que es una broma de casi dos mil kilómetros más... imposible por el momento en este viaje. Quizá en otra ocasión.



En el Santa Claus Village de nuevo, repostamos caro, compramos las inevitables postales a los nuestros y las franqueamos a precioputa en la oficina postal integrada. Eso sí, amigos y familiares han confesado haberla recibido como muy tarde ¡a los dos días! Eso es eficiencia.

Allí dejamos la casita donde al parecer vive Papá Noël,



y de nuevo la travesía de Rovaniemi,



hasta llegar a Kemintie, donde vimos que aquí lo de los saltos de esquí es una afición popular para expertos y para sólo iniciados...



Almorzamos luego junto a un lago (y una caseta donde se jugó a los dardos) en el área de descanso de Tervola



y nos dirigimos a la frontera sueca de Haparanda, donde a los que nos gusta un poco actuar en la de la ley nos pegó un susto una chica vestida como de policía quien, de entre todos los coches que pasábamos, sólo nos paró a nosotros.

– Ahí está la multa por girar la señal de prohibido circular en el Napapiiri... – pensamos– ... o algún radar...

Pero no, hubo suerte. Era una encuestadora sobre temas de inmigración de pasajeros y a su pregunta de si queríamos someternos le dijimos que llevábamos una prisa de la leche. Y nos metimos a por comida en el centro comercial Maxi, en cuyo aparcamiento nos dejaron con los dientes largos las suspensiones de esta Vito 4matic.



También más adelante vimos otros individuos de especies parecidas...



Tras pasar las inmensas industrias madereras de Kalix,



las guías turísticas nos van apuntando los sitios donde merece la pena desviarse con el escaso tiempo de que disponemos.

Uno fue Gammelstaden, un pueblecito todo de madera, como sacado del lejano oeste norteamericano... a pesar de ello, en la plaza, nos despachamos muy bien el correo electrónico a la salud de alguna red pública.



El otro, cómo no, la fotogénica Lulea.



Como la costa Sueca es aburrida, avanzamos rápidamente por Skelleptea, en donde repostamos 300 coronas, y alcanzamos muy de noche Umea. Otra vez repostar, otro poco de internet y unas vistas panorámicas del centro...



El el área de descanso de los famosos acantilados de la llamada Costa Alta (Höga Kusten) tienen un buen punto de información, pero no nos desviamos para verlos porque sin luz es perder el tiempo. Simplemente, por la hora, nos dio lo justo para llegar a Söderhamn por la 4, repostar y comprar en la Statoil un litro de aceite sintético longlife 5W30 para reponer (los motores Mercedes suelen consumir un litro cada cinco mil kilómetros, uno de los secretos de su longevidad, al parecer) y buscar un bosque en las afueras al que accedimos por un pontón de madera que ponía que hasta tres toneladas. Justo lo nuestro... glups.



















« Última modificación: Mié, 06 Agosto 2008, 21:06:15, pm por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #16 en: Mié, 06 Agosto 2008, 21:08:21, pm »
Etapa 16:  Söderhamn (S) - Copenhague (DK)


Nos proponemos darle un buen empujón al kilometraje porque ya tuvimos la oportunidad de visitar Suecia meridional desde Uppsala hacia el sur hace siete años. Así es que reponemos el oro líquido, comprobamos el nivel con la varilla y abandonamos el bosque. Una paradita en el LIDL local para llenar la nevera y a rodar por la autopista.

Mirad qué agradable este área de descanso:





De camino vimos cómo se puede colocar un quad en un camión...



Nos dio el hambre justo al llegar a las puertas de Estocolmo en otro área, la de Sigtunc, junto al aeropuerto. Alguno más se quería apuntar a comer, pero no le dejamos...  ;D



La pasada por la capital fue simplemente un tomarle el pulso a las calles porque preferíamos aprovechar el tiempo en otros lugares más desconocidos.



En el McAuto de la salida sur, en Moraberg/Södertälje degustamos una variedad de helado Sunday que está haciendo furor, el de sabor Mango Solero. Mmmm

En el área de servicio de Klinga, cerca de Norrköping nos pulimos todas las coronas suecas que nos quedaban y en otra, la de Skillingaryd-Götaström, que tenía un frondoso bosque lleno de autocaravanas cenando y con las antenas parabólicas desplegadas, volvimos a repostar en modo automático y lavamos la furgo con la manguera de limpiar parabrisas.

Y luego, la maravilla de la ingeniería, el Øresundsbron, el puente que desde 2000 une por autopista Malmö (S) con Copenhague (DK), nos dejó en unos catorce minutos (lo que dura el video) en el centro de la capital danesa.




> Ver video del recorrido completo


Lo más impactante (lo podéis ver íntegro) es meterse debajo del lecho marino durante seis kilometros, a casi cien metros de profundidad.  :o

Tanta carretera en esta etapa nos mereció un prolongado descanso medio acampados en el parque Ørsteds durante la primera parte de la noche.



> Localizar este oasis de paz

Luego nos retiramos a las afueras de la ciudad, al aparcamiento del selecto Club de Golf, en un rincón umbrío donde pensábamos que no íbamos a molestar...




« Última modificación: Jue, 07 Agosto 2008, 05:17:21, am por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #17 en: Jue, 07 Agosto 2008, 05:16:55, am »
Etapa 17:  Copenhague (DK) - Rosengarten (D)


Nos despertamos temprano e inmediatamente el ruido nos reveló que habíamos estacionado en la zona donde los jardineros del campo de golf hacían sus labores menos silenciosas (estaban apilando compost, desenganchando remolques, moviendo cortadoras de césped...). Y además, habíamos quedado un poco cerrados entre dos vehículos agrarios...

En cuando uno de ellos se movió, abandonamos el sector y nos acabamos de desperezar y de desayunar en otro más tranquilo del mismo recinto.

Poco después nos sumergimos en el tráfico y cruzamos la isla de Odense sin entrar en la ciudad, que también conocíamos de cuando hicimos este apasionante y baratísimo viaje a Noruega con el viejo Renault 21 camperizado.

Tras repostar en la Statoil de Tuelsø, atravesamos los no menos impactantes puentes colgantes de la isla





hasta llegar al área de Hylkedal. Allí, donde por cierto vendían helados del grupo Frigo, pero en filial danesa,



aprovechando un punto de vaciado de aguas negras con agua a mucha presión, hicimos una buena toilette de cañerías y de depósitios de WC mediante la válvula de limpieza que conocéis por este brico.



Durante el proceso, llegó una autocaravana con un matrimonio suizo y nos pitó como metiéndonos prisa. Bueno, estas cosillas pasan en todas partes...

Nada más llegar a Alemania volvemos a sentirnos como en casa: el alemán, comparado con todos esos idiomas infames con oes partidas por la mitad, ceritos encima de las vocales y consonantes con los pelos de punta nos parece nuestra lengua materna. Somos capaces en el LIDL de Flensburg de entender muchas cosas y nos compramos un ofertón de pinzas de ésas de sujetar los manteles cuando pega el viento en color transparente.



Son idóneas para nuestra nueva mesa de la terraza de casa que aprendimos a hacer paso a paso en este brico.



Bueno, también compramos comida y todo eso. Y en seguida continuamos camino pasando por encima de otro prodigio de la ingeniería de caminos, el Canal de Kiel, que evita la circunnavegación de la península de Jutlandia para los tráficos marítimos entre los mares Báltico y del Norte. Casi 100 km de Liga Hanseática en esencia pura.





Nos esparcimos sucesivamente primero en el área de Hüsby y luego en la de Kaltenkirchen, en la A7. En ésta última, aprovechando que empezó a llover, nos metimos una buena cena marca de la casa que nos dio los ánimos necesarios para alcanzar la magnífica Hamburgo, donde no se menea nada por la noche entre semana porque la gente es muy trabajadora y muy seria y al día siguiente madrugan. Algo así como Bilbao, para entendernos.

Esta ausencia de seres vivientes por las calles incluía también a coches con pirulos azules. Lo que nos permitió con toda impunidad, tras repostar en la Aral del 200 de Kollaustrasse y hacernos con algo más de aceite sintético 5W30LL (por cierto, ¿habíamos dicho que en Alemania como en Suiza la gasolina sin plomo de 98 es ya de 100 octanos?),



pues hacer un montón de maniobras indebidas con el fin de traeros hoy fotos de decoraciones furgoneteras, ópticas de gálibo como en los estados bálticos, ofertas de compraventa de Scudo con techo elevable por menos de 8000 € ...









En fin, junto a la parada de metro de Borgweg, en una esquina del Stadtpark, despachamos un poco de internet en la furgo y nos dormimos en la autopista A261 en el area de descanso de Rosengarten Nord.

Una desasosegante vibración en los bajos, que aumentaba con el revolucionado del motor, empezó a mosquearme. Llovía intensamente. Mañana lo miraría. Acababa de empezar un rosario de averías que hoy todavía siguen sin resolverse del todo...





« Última modificación: Jue, 07 Agosto 2008, 15:18:09, pm por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #18 en: Jue, 07 Agosto 2008, 15:20:23, pm »
Etapa 18:  Rosengarten (D) - Stuhr (D)


El bullicio matinal de área de descanso (jardineros, barrenderos, arrancar de camiones...) nos despabila. Así es que una de las primeras cosas que tengo que despachar es localizar el misterioso ruido como de lata vibrando que procedía la noche anterior de los bajos.

Me vino lo primero a la cabeza el brico que hice hace unos meses para soldar y reparar el soporte de la sección derecha del tubo de escape, que ya os comenté en los foros.



La verdad es que la cosa sonaba por ahí, pero el suelo mojado, con barro... no invitaba a un análisis exhaustivo.

Uno de los barrenderos, el típico alemán con bigote, cara de bueno, mono de tirantes (aquí no se llevan los buzos enteros) y mirada experta me dice:

Tengo yo también una Viano. ¿Qué tal te va ésta? Ese ruido parece que es de la zona del catalizador...

Estas reflexiones hacen saltar en la conciencia un deseo irrefrenable de buscar en el navegador el concesionario de Mercedes-Benz más próximo. Por cierto, ésa es una función fantástica: pulsar un botón y en un periquete te indican la puerta de tu ángel de la guarda... no tiene precio.

Y efectivamente, en unos minutos, a sólo tres kilómetros (en Alemania das una patada y te salen veinte concesionarios de la marca), en la pequeña localidad de Buchholz in der Nordheide estábamos hablando con la chica de recepción explicándole que viajábamos de paso y que a ver si nos podían escuchar un ruido rarísimo...

La eficiencia alemana quiso que nos saltaran todas las citas previas y un fornido jefe de mecánicos de dos metros y ciento veinte kilos nos fue guiando hasta un foso entrando por la puerta trasera de talleres. Unos chavales del de chapa estaban tomando el cacho (el bocata de media mañana, en dialecto salmanticense) y enseguida se pusieron formales...  Es que hay que ser como la mujer del César: buena y parecerlo...

El caso es que vino otro mecánico, maletín en mano, se metió debajo y nos dedicaron 45 minutos de su tiempo, lo repasaron todo... resulta que la tuerca que veis en la imagen,



como no la apreté con llave dinamométrica al terminar el brico



al par recomendado por el fabricante, se fue aflojando... a pesar de que lleva una especie de silentblock de goma para prevenir las vibraciones. También me apretaron la gemela del tubo de escape izquierdo (los motores V6 llevan dos secciones centrales antes de unirse en el silenciador final).

Y al final una sonrisa, una palmadita y un deseo de buen viaje fueron toda la factura que abonamos. Chapeau!

Con este buen sabor de la amabilidad bajosaojona, nos acercamos a Bremen y nos apalancamos en todo el centro en la tercera planta del Parking Herdertor. Quizá el único de la ciudad por esa zona con gálibo suficiente para una Marco Polo o similares. Porque miramos cuatro o cinco y nada.

No habíamos estado nunca allí, así es que lo pateamos a fondo en bici. Los canales y El Molino,





la estatua de los animales músicos (¿Os acordáis de la serie de dibujos animados de TVE1 Los Trotamúsicos...?), aunque se nos olvidó tocar las patas delanteras del burro y pedir un deseo...



También vimos alguna reinterpretación del cuento



y el famoso reloj giratorio del barrio de pescadores.



En fin... un paseo muy agradable reconfortado con el almuerzo que nos ofrcecieron en un moderno local, el Topaz,



con cocina regional muy bien condimentada que tuvimos que tomar en la planta de abajo porque el comedor alto no se atendía ya. Aquí si se cierra a una hora, no valen excusas. Son alemanes. Estupendas unas sardinas marinadas con la carne despepitada y pelada de tomate natural.

Nos estuvimos entreteniendo toda la tarde primero de tiendas por un barrio con predominio de residentes turcos, y luego por el de la torre de la televisión,



donde vimos este antiguo depósito de aguas de los años veinte del siglo pasado y sus curiosos aparcamientos para bicis.







Por allí al lado (en el 86 de la Wartburgstrasse), nos informaron de que había una lavandería con sitio cómodo a la puerta para aparcar. Así es que estuvimos de colada una horita, aprovechando para conectarnos,





y para pasear el entorno, donde vimos curiosidades como el espacio para dejarte la prensa en el buzón o cómo cada establecimiento saca a la acera su propio aparcabicis portátil para clientes. ¡Cuánto nos queda que aprender de un país donde lo más normal del mundo es moverse sosteniblemente así a todas las edades!







Como la zona nos dio buenas vibraciones, muy distintas a las que nos sonaban a lata horas antes, nos metimos en un abarrotado local llamano El [sic] Mundo: raciones inacabables, servicio rápido y atento, local de diseño, público entre veinte y cuarenta y un tiramisú de verdadero éxtasis.

Finalmente salimos de la ciudad por la zona del Burguerpark.

Al parar en un área de descanso de la A1, la de Mahndorfer Marsch, todos los que íbamos entrando, trailers grandes incluídos, teníamos que ir dando marcha atrás hasta el carril de deceleración (¡una locura!) porque era uno solo y estrecho el que estaba obstruído por otro pesado averiado al que atendía una fantástica grúa taller, tan dotada de herramientas que la gente se paraba a mirarla...

Nos tuvimos que acostar un poco más adelante nivelando una rueda con cuña doble en la de Stuhr.





« Última modificación: Jue, 07 Agosto 2008, 18:18:14, pm por viano »



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #19 en: Jue, 07 Agosto 2008, 18:20:50, pm »
Etapa 19:  Stuhr (D) - Düsseldorf (D)


Fuimos avanzando toda la mañana por la autopista A1 camino del sur. En la de Münsterland nos entretuvimos a comer y todo eso... y empezamos a oir un extraño ruido nuevo. Esta vez en el motor. Como por la zona de las poleas más bajas de la correa trapezoidal. La cosa pinta mal... a dos mil kilómetros de casa...



De nuevo nos acercamos al concesionario más próximo, el de Münster oeste para que al menos nos lo evalúen. Pero son las 18:30 exactamente y acaban de cerrar. Y, como ya sabemos, si han pasado unos segundos de la hora de cierre, simplemente te miran con cara de póker desde dentro de los cristales y no se inmutan. Está claro: son las 18:31 y ya está todo dicho.

Camino de Essen, en pleno centro de la Cuenca del Ruhr, paramos en el área de Fuchsegge. En la industriosa urbe renana que nos encanta por su modernidad, estilo y sentido práctico estaba lloviendo. Todos los aparcamientos vigilados cerrados siemplemente por falta de público. El centro, es una especie de City de Londres: no vive casi nadie de noche. Son oficinas, bancos, despachos...  luego, ¿para qué tenerlos abiertos si se puede aparcar en cualquier sitio de la calle y con seguridad?

Por allí nos corrimos unas buenas juergas hasta que llegó la hora de conocer dos nuevos fenómenos para nosotros: uno, ser capaces de ir de Essen a Düsseldorf, en una de las conurbaciones más densas de Europa cruzándonos con cuatro o cinco coches nada más porque estos renanos duermen de noche radicalmente; el otro, los McDonalds con McDrive 24 horas. Nunca los habíamos visto en España. ¿Alguno de vosotros sí? Tomarse algo con aparcamiento y WiFi gratis en el medio de una gran ciudad a veces es un lujo. Éste está  –atención al nombre de la calle– en el 13 de Mercedesstrasse.


Hasta el punto de que ese establecimiento estaba justo en la misma manzana que el impresionante concesionario de Mercedes.



Exactamente lo que nos hacía falta a primera hora de la siguiente mañana. Así es que en el tranquilo aparcamiento de la hamburguesería, como clientes que éramos con nuestro ticket, en una esquina, nos quedamos dormidos hasta entonces.













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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #20 en: Jue, 07 Agosto 2008, 21:01:31, pm »
Etapa 20:  Düsseldorf (D) - Amsterdam (NL)


Un concesionario Mercedes-Benz en Alemania, sobre todo en las grandes ciudades es exactamente lo que podéis ver en este video. Parecen quirófanos impolutos y reflejan justo el espíritu que se deduce de las imágenes. No hace falta entender nada. Sólo verlo.

¡Ah! y otra cosa: muchos tienen disociada la parte de ventas y exposición y en otro edificio, no siempre al lado, el taller (Reparatur, como se dice allí).

Pues eso nos pasó: que nos metimos en este inmenso concesionario que más bien parecía un palacio de congresos con sus azafatas teutonas y todo. Una muy agradable nos hizo el favor de indicarnos en qué cercana calle (la Schlossstrasse, sí, sí, con todas esas eses) estaban los talleres, que verdaderamente son dignos de ver por su magnitud (> Ver foto aérea).



Tenemos que decir que por todas las razones que os voy a contar, no pueden esperarse mejores atenciones en este mundo salvo que, además, te incluyeran otros extras...  ;D

Fijaos: un taller inmenso, con un aparcamiento de varios pisos como para 500 coches, con unas treinta mesas dentro para atender a cada cliente con cita previa... llegas y eliges con cuál de los tres o cuatro recepcionistas deseas hablar, quienes, por supuesto, hablan un inglés correcto y te atienden como si te conocieran de toda la vida llevando el coche por allí. Te hacen una fotocopia del permiso de circulación y te devuelven el original en el acto...

Luego, lo primero te pasan a un set con prensa e internet y te invitan a un rico café... pero lo mejor es que antes de que te lo hayas podido acabar llega un señor de bata, pronuncia tu apellido como si fueras un marqués, te invita a acompañarte hasta tu coche y allí te lo cogen y te lo pasan a los talleres limpios de diagnosis.

O sea, no son los talleres generales, que se ven tras unas grandes cristaleras, donde una legión de hormiguitas limpias y uniformadas laboran profesionalmente en medio centenar de coches más o menos elevados. No, no: esta zona es una hilera de unas diez puertas automáticas que se elevan y dan paso a otros tantos boxes, cada uno con su propio elevador y un atril de madera. Detrás de cada apartado un armario cerrado de herramientas...

¡Es la hostia, colegas! Lo bueno de viajar es la cantidad de cosas sorprendentes que ves en cada sitio...

Bueno, pues allí nos pusieron la Marco Polo: en un elevador. A diferencia de los talleres oficiales españoles, puedes acompañar a los mecánicos, hablar con ellos y ver cómo se va desarrollando el trabajo.

Cuando entramos con el jefe de talleres limpios ya nos esperaba otro tiarrón de dos metros con un maletín de este tipo



(pero de los buenos) colgando de la mano. Luego lo depositó en el atril vacío, como si fuera a interpretar un solo de violín a nuestra salud...

Con una pericia inmensa y certera arrancó de cuajo el filtro del aire, aflojó a abrazadera y el tensor de la correa trapezoidal, la quitó, y fue girando una a una las poleas de cada mecanismo (bomba del agua, servodirección, compresor del climatizador, alternador...) para ver a cuál podía sonarle más el rodamiento...

Al final de muchas pruebas, decidió sustituir la polea loca de arriba, una que sólo sirve para redirigir la correa y hacer de vértice con las demás. Según él, estaba un poco gastado el rodamiento central. La trajeron del almacén de recambios en dos minutos...



Pero el ruido misterioso seguía sonando...

Dictaminaron que se trataba seguramente de la de la servodirección o la del compresor del climatizador... comprobaron estocajes en el ordenador y eso nos tardaría algún día más en llegar e instalar... pero nos aseguraron que dos mil kilómetros con el ruidito no dañaría nada en el motor y podríamos llegar a casa. Repararlo aquí nos sería más cómodo... y más barato.

En total una hora de mano de obra, una polea, las mejores atenciones ¡ y todo gratis ! ¡ Alucinante !  Costarán caros de cojones sus coches y sus piezas, pero te atienden de maravilla.

Con tantos y tan buenos cumplidos nos marchamos de allí. El final de la historia lo estamos viviendo estos días en el servicio oficial de al lado de casa: resulta que desde que la furgo tenía once meses nos viene dando problemas el climatizador porque cada mes o dos meses se queda sin el gas refrigerante. Llevamos trece reparaciones en nuestro concesionario por el mismo asunto. Nos ponen tapafugas, buscafugas, nos sustituyen tuberías, retenes... pero no da la cara la dichosa fuga. Así es que, como se trata de una avería surgida dentro de los dos años de garantía oficial, a pesar de que en dos meses el coche cumple cuatro años, nos están sustituyendo el compresor entero gratuitamente. Menudo detallazo que seguro que tendría uno que costearse en otras circunstancias (unos dos mil euros).

De allí a desayunar a lo grande en la pastelería-cafetería-panadería Dehme, en Dststrasse y a dejar la furgo olvidada por unas horas en algún aparcamiento. La inmensa mayoría en Düsseldorf, no sabemos por qué, no llega a dos metros de gálibo, pero al fin dimos con éste de la plaza Graf-Adolf, en los bajos de esta maravilla.





Un largo paseo nos llevó primero por el mercado de frutas



y los rincones coquetos de las riberas del Rhin,



donde los transbordadores hacían verdaderas virguerías para cruzar del centro histórico al parque de atracciones de la ribera opuesta sorteando la fuerza impresionante de la corriente que les dificultaba el atraque y el rumbo. Digno de ver, parecía que estaban haciendo trompos en el río.

Algo de compras de ropa y calzado (esas ofertas irresistibles...) y de objetos de cocina, tan renombrados en la cuna del diseño industrial. Luego, cómo no, es imposible no entrar ahí... nos metimos en la –seguramente– comida rápida más sana del continente: los establecimientos Nordsee (Mar del Norte), de larga tradición, donde se expone un vistoso pescado fresco puesto en hielo picado que te cocinan al momento con gestión eficiente, tipo hamburguesería globalizada. Cuando lo tuyo está listo, te suena en tu propia bandeja una alarma y lo recoges todo. El día que eso llegue a España van a arrasar...







Más placeres por la tarde en la ciudad, unas duchas, algo de compra en una de esas tiendas de conveniencia que cierran tarde y que regentan, en vez de chinos como aquí, ciudadanos de origen turco, la principal minoría étnica del país.

Justo cuando nos íbamos se nos aparece en el 75 de Oberratherstrasse, en un suburbio, la simpática terraza del restaurante Hauck's. Muy seductor bajar a cenar allí. Y aparcando a la puerta. ¡Qué matrimonio más simpático! Hasta les dimos unas clasecitas de expresiones en español para experimentar con futuros clientes...



Por no consultar correctamente el pronóstico del tiempo cometemos el error de dirigirnos a Amsterdam por la A12 y Arnheim. Lo único que hicimos, aparte de comprobar cómo nos dejaba de funcionar el limpiaparabrisas trasero, fue trabajar en internet bajo una lluvia molesta, incesante y que nos impidió disfrutar una vez más de la capital de las libertades.

Nos retiramos al Nieuwe Hemweg, un tranquilo paseo a las afueras donde nos acostamos bajo un solitario transportador industrial sin que nadie nos diera la lata. Porque oir llover fuerte y con viento es uno de los mejores sedantes.







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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #21 en: Vie, 08 Agosto 2008, 16:59:24, pm »
Etapa 21:  Amsterdam (NL) - Lille (F)


Apenas nos ponemos en marcha para continuar viaje desde nuestro remanso de paz, nos tenemos que detener ante este paso a nivel por el que circuló a baja velocidad un convoy de ¡setenta y un vagones! que nos hizo esperar un buen rato...



Ya en la circunvalación (Ring) tuvimos la ocasión de ver dos preciosidades, la sede central de nuestro banco, ING Direct, al que hasta 2034 le debemos todo lo que nos costó la furgo   :roll:,



y el lujoso Garaje Hessing, que sólo alberga unidades de prestigiosas marcas como Bentley, Bugatti, Lamborghini, Lotus, Maserati o Rolls-Royce.



Camino del Flandes belga fueron alternándose los viejos y los modernos molinos que tan bien aprovechan el viento constante con que el mar del Norte azota esta costa.





En Amberes estuvimos toda la tarde disfrutando de una piscina muy bien equipada en el barrio de Schoten, a las afueras.

Finalmente nos acostamos, ya en Francia, en el paseo des Marronnièrs de Lille junto a la ciudadela de Vauban, después de recorrerla y disfrutarla.






Etapa 22:  Lille (F) - Dourdan (F)


Las sombras de los inmensos castaños (marronnièrs) nos protegieron sobradamente durante toda la parte de mañana que estuvimos en aquellos jardines de la obra maestra de la arquitectura militar en la que se han inspirado fuertes, fortalezas, murallas, reductos y castillos de medio mundo.



Repostamos a la salida de Lille y, con un tráfico intenso, avanzamos hacia el sur. El tiempo empeora cada vez más, es decir, vuelve el calor del que hemos tratado de huir en estas vacaciones...

Al pasar en la autopista A1 por el enlace de Noyon



nos viene a la cabeza aquella mañana del 11 de agosto de 1999 en que viajamos expresamente hasta aquí para ver y vivir con un montón de gente en directo una experiencia que recomendamos que tengáis al menos una vez en la vida: un eclipse total de sol.



En aquella ocasión, la banda de totalidad (donde se hizo de noche 100%, la comprendida entre las líneas rojas)



atravesó oblicuamente Euorpa de esta manera. Noyon estaba justamente en el centro de la franja (París, por ejemplo, sólo tuvo el 99%).

Aquellos días fueron una verdadera odisea para nosotros. Nos ocurrieron un par de cosas que no olvidaremos. La primera fue tercermundista porque, tras tener nuestros billetes de tren para el que esa mañana hacía el trayecto entre la capital y Noyon, como consecuencia de la enorme expectación que despertó este fenómeno astronómico en la ciudad, la gente se masificó en la Gare du Nord y nuestros vagones estaban llenos a rebosar de gente sin billete. Todo petao, andenes, puertas, pasillos, departamentos del tren... así es que se nos puso la adrenalina a tope y la rabia también. Y entramos en nuestro tren por la ventanilla. Con dos cojones. Supervivencia pura.

Los que iban en el tren no podían creerlo y, justo cuando una tercera y sucesivas personas intentaron emularnos, otros pasajeros se lo impidieron. Pero por lo menos ya estábamos dentro.

Era tanto el hacinamiento, la atmósfera saturada, la sensación de ahogo humano, que quince días después contraje una infección de Herpesvirus que me provocó varicela por todo el cuerpo, sin duda contagiada allí.

Eso sí: mereció la pena y lo volvería a sufrir encantado.

¿Sabéis lo impresionante que es en un mediodía radiante de agosto (perdonad la escasa calidad, pero provienen de diapositivas antiguas)







ver cómo en unos segundos llega un viento frío, se callan los pájaros, baja la temperatura de golpe unos cinco grados, sientes frío... y ¡ se hace completamente de noche !   La gente se estremece desconcertada... supongo que casi ninguno de nosotros habíamos sentido nunca antes algo así...





Ver eso no puede perdérselo un ser humano. No me extraña que los mayas, los incas, los aztecas... adoraran al sol y lo temieran... no es para menos.

Luego, después de algo más de un minuto de magia, todo amanece de nuevo, vuelve el calor... de verdad que tenéis que presenciarlo alguna vez. Creo que las próximas oportunidades por aquí en España serán dos minutos el 12 de agosto de 2026 y seis minutos el 2 de agosto de 2027. Habrá que verlos...

La segunda cosa que nos pasó fue esa misma tarde. Algo sobrenatural que dos personas que lo experimentamos no hemos podido todavía explicar. Perdimos medio día de nuestra vida sin saber cómo.

La tarde del día once, tras el eclipse, coincidimos casualmente con unos amigos de Salamanca, la familia del conocido fotógrafo Victorino García, que habían ido en coche también a ver el fenómeno. Cenamos por París en una agradable brasserie que os recomendamos, el Thoumieux, y nos acostamos pronto en nuestro hotel a medianoche, el D'Enghien, que también debéis anotar.

Lo siguiente que recordamos es despertarnos los dos a la vez casi a las diez de la noche del día doce, casi un día completo después y ya de noche otra vez. ¿Habíamos dormido unas veinte horas los dos, sin que ninguno se despertara por su cuenta? ¿Es esto normal en personas como nosotros que nunca dormimos más de ocho o nueve horas...? ¿Por qué a los dos a la vez? ¿Puede una cena sin vino ni ninguna sustancia extraña inducir casi una jornada de sueño? Nunca lo sabremos.

Volviendo del flashback al que nos retrotrajo ese cartelón viario, alcanzamos una gasolinera Carrefour a las afueras del norte de París en medio de un importante atasco.



Para evitar el cual nos entretuvimos por la zona haciendo otras cosas como cenar y comprobar cómo la policía hacía controles de registro de vehículos por las áreas de descanso.

Cuando cayó la noche, ya con el tráfico moderado, atravesamos la ciudad. Es una pena que una gran capital como ésta no disponga de una buena circunvalación de gran radio al estilo, por ejemplo, de la M50 madrileña. Si uno quiere bordear, salvo algunas excepciones, tiene entrar en el abarrotado boulevard Peripherique, que digamos que equivale, siguiendo el símil, a la M30.

En la capital urbanística de Europa nos despachamos a gusto con los encantos de la noche, siempre diferente, siempre excitante...

Como habíamos visitado Jena en Alemania, era obligada una pasada por la plaza que lleva su nombre y en cuyo centro se yergue victorioso un Napoleón a caballo.



Muy cerca de ella, comprobamos cómo era por fuera el Hotel des Ambassadeurs, donde hacía poco se habían alojado unos amigos y familiares.



La salida la hicimos por la avenue de Versailles en una de cuyas tiendas 24 horas (en el número 125) nos compramos las típicas chucherías para ir picando en la furgo. Al salir por Sèvres vimos el edificio de la Oficina Internacional de Pesas y Medidas, que ya visitamos en otra ocasión, y tomamos la autopista A10 hasta llegar a Dourdan.

En el cruce de acceso a la localidad, a la salida del peaje, como estos franceses son muy previsores, ya tenían avisados los cortes que iban a hacer al domingo siguiente en la carretera departamental 836 con ocasión de la última etapa de la edición nonagésima quinta de la vuelta ciclista más célebre del planeta





El encantador paisaje de este lugar nos dejó las últimas imágenes del día antes de acostarnos en un camino apartado del bonito bosque cercano de Ste.Mesme, dentro del término municipal.








Etapa 23:  Dourdan (F) - Unbe (E)


Etapa de avance, sin pena ni gloria... bueno, con más pena que gloria porque de buena mañana con un sol ya considerable de frente... nos deja de funcionar el climatizador una vez más... después de haber sido reparado casi en una docena de ocasiones... Son esos pequeños detalles que son capaces de amargarte las vacaciones.



A partir de ese instante ventilador de emergencia (que nos vino de perlas),



ventanillas abiertas, polvo, ruido, olores e insectos que se chocan con el cuerpo nos acompañan casi hasta casa...

En Tours nos organizamos: mientras uno reposta gasolina, otro hace la compra en el Champion Chambray2 dentro del mismo recinto. A la sombra del aparcamiento en la furgo algo de comida regional nos alivia. Luego más avance y una merienda en el área de Ste.Neomaye nord nos acercan a Burdeos.

En el Bois de Bordeaux, recientemente remodelado,



pasamos la tarde, nos duchamos, cenamos y todo eso. Lo justo para recuperarse y seguir hacia Bidart, donde tomamos unos cafés que nos rehicieron. Ya en España, repostamos barato en Irun y nos acostamos en Bizkaia en el furgoperfecto estacionamiento del monte Unbe, a las afueras de Erandio.



> Coordenadas Google maps














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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #22 en: Vie, 08 Agosto 2008, 18:39:41, pm »
Etapa 24:  Unbe (E) - Miranda de Ebro (BU)


Este penúltimo día se lo dedicamos a la familia. Es el descanso del guerrero.

Ya estaba avisada la simpática cuñada que tenemos en Astrabudúa y en su compañía pasamos un día muy agradable que empezó desayunando en la furgo, aparcando en su garaje y tomando una ducha en casa.

Y a disfrutar en Metro



de todo lo que ofrece Bilbao al visitante



en un día que, como bien se ve, fue de calor húmedo de ésos que te bajan la tensión.

Algo más de la normal pasamos cuando uno de los números de la benemérita que protegen con gran profusión de medios la Subdelegación del Gobierno, se dirigió hacia donde nos encontrábamos a gran volumen y con voz agria

¡¡ Caballero, caballero... !!



mientras tratábamos de reflejaros una instantánea del llamado conflicto entre Euskal Herria y el Estado Español.

Continuamos nuestro camino haciendo otras fotos sin darle más importancia puesto que caballeros por la acera de enfrente éramos varios y vete tú a saber si se refería a nosotros...

Lo mejor del día fue sin duda, aparte de las trufas que compramos en la pastelería Arrese, un creativo almuerzo con vistas a la Universidad de Deusto



que tomamos a las mesas del Guggenheim.



La berenjena asada con regaliz y emulsión de olivas negras estuvieron inolvidables.

Luego acabamos con un paseo y la visita por sorpresa a una amiga que trabaja en una librería de Licenciado Poza



viendo cosas curiosas por la calle, como esta flecha que alguien se olvidó de rellenar de pintura



o el hartazgo que tienen algunos establecimientos de cambiar monedas para los parquímetros;D



Después de cenar con los nuestros y todo lo bueno de la tertulia, nos embarcamos hacia la recta final del día que más o menos coincidió en la AP68 con la localidad burgalesa de Miranda de Ebro.




y... Etapa 25:  Miranda de Ebro (BU) - Salamanca (E)


Sin darle reposo al cuerpo, todo de tirón por las AP1 y A62, uno de nosotros se pega la paliza a conducir hasta las puertas de Salamanca, donde el Elefante Azul lustró postreramente la carrocería de mosquitos.

El cuentakilómetros parcial había dado más de una vuelta completa, 11275,100 en total (falta el uno inicial porque sólo caben cuatro cifras)



y nosotros, por fin, nos volvíamos a meter en el nido. ¡Uf, ya era hora!







Muchas gracias por vuestra paciencia leyendo y perdón por el ladrillazo.







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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #23 en: Vie, 08 Agosto 2008, 20:11:10, pm »
esperamos el próximo viaje ;D ;D ;D
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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #24 en: Vie, 08 Agosto 2008, 23:14:38, pm »
Otra cronica magistral, como de costumbre, Viano. ;) ;)

esperamos el próximo viaje ;D ;D ;D

Es cierto, espero vuestras vacaciones, casi con tanta ansia como las mias. ;D
ASTURIAS, PARAISO NATURAL   
Aunque tu mujer haya cometido cien faltas no la golpees ni con una flor.
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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #25 en: Lun, 11 Agosto 2008, 21:46:48, pm »
El desasosegante final de este viaje es que tenemos la furgo en la UCI. Nada más llegar hemos ido a nuestro concesionario a que le traten ese espantoso ruido que suena por las poleas bajas, y a la vez, esa fuga del gas refrigerante que por enésima vez nos ha dejado tirados sin climatizador en pleno agosto.







Da mucha pena verla así, intubada...

Y resulta que todo viene de lo mismo: de un fallo de origen que tiene el compresor del circuito de aire acondicionado. Lo van a sustituir en garantía, pero lleva un trabajo inmenso de desmontaje porque no sale ni por arriba ni por abajo, sino por delante, porque está la bomba de la servodirección, la cuna del motor...



Ya veremos cómo acaba... porque lleva así quince días...








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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #26 en: Mar, 12 Agosto 2008, 14:03:11, pm »
Estoy tabajando ahora en poner todo el relato seguido, como el pasodoble, en nuestra web. Así se puede leer más cómodamente, imprimir, citar a otras personas... Os aviso cuando esté.

Al mismo tiempo he incorporado fotos nuevas que andaban por ahí mal colocadas, nuevas anécdotas y una corrección a fondo de la ortografía y el estilo. Porque yo no sé qué pasa, pero mil veces que te repases un texto, mil veces que encuentras cosas que has escrito mal...




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    • Ya lo has leido...
Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #27 en: Mar, 12 Agosto 2008, 14:14:41, pm »
Porque yo no sé qué pasa, pero mil veces que te repases un texto, mil veces que encuentras cosas que has escrito mal...

Viano, si utilizas el firefox3 puedes bajarte estos addons de ortografía ^^

saludos^^
« Última modificación: Mar, 12 Agosto 2008, 14:22:45, pm por raul »
Originalmente un Nissan Pickup 'Rally Raid'... ahora es cualquier otra cosa. También llamado el Tractor.
"Algún día me daré un golpe en la cabeza, a ver si me quedo tonto"
Visítame en https://yalohasleido.blogspot.com



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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #28 en: Mar, 12 Agosto 2008, 22:40:12, pm »
Gracias, raul.






Bueno, pues ahí lo tenéis. Una versión HTML muy cómoda para leer del tirón, imprimir o ver todas las fotos seguidas sin tener que ir saltando. Basta pulsar ahí y os sale:







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Re: Viaje a Finlandia
« Respuesta #29 en: Mié, 13 Agosto 2008, 20:41:10, pm »
 Apuntado para leerlo,que este hombre cada día escribe mejor :) .